Capítulo XVII

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Nota del día: Cuiden su salud mental, Lectores.
-Leerks🐉

[🚔]

El incesante recuerdo de su padre dando un portazo antes de irse y dejando a su abuela entre silenciosos sollozos lo hacía temblar.

Era un recuerdo demasiado antiguo y de esos que te encargas personalmente de enterrarlos en lo más profundo de tu mente. No comprendía porqué su subconsciente se estaba empeñando a mostrarlo en su cabeza de forma tan repentina.

¿Necesitaba recordar ese recuerdo?¿Era necesario?

Horacio desde ese día en particular, se empeñó en eliminar a su padre de sus recuerdos, de sus pensamientos y de su vida, su padre había formado una nueva vida y no lo invitó a ser parte de ella, así de sencillo sonaba pero hacerlo siempre es más complicado y sobre todo aún cuando el padre de Horacio se comportaba cómo un halcón, un ave que custodia desde lejos a sus presas.

Esa era la definición correcta para describirlo, porqué siempre estuvo con él, desde la distancia que él mismo instaló .

Se sentía acorralado entre él y su mente, porqué la última persona en la que quería pensar era su padre.

Abrió los ojos de forma lenta y torpe pero la luz tenue y amarillenta que parecía apuntar directo a él le molestó. Se quejó al sentir como el dolor se apoderaba poco a poco de su cuerpo.

Volvía a sentir, de eso era consciente pero no recordaba que el sentir fuera tan doloroso. La ansiedad también lo atacó, porqué el despertar en una habitación desconocida sin siquiera poder moverte tampoco era una sensación muy placentera.

Con quejidos de por medio comenzó a mover su cabeza, buscando a una pobre alma humana en la silenciosa habitación y la encontró.
Junto a él, descansaba la pequeña cabeza que tanto le gustaba mirar descansando a su lado pero al mismo tiempo era la persona que menos pensaba en encontrarse.

Su piel pálida que llegaba a dar la impresión de que estuviera muerto, su barbilla cuadrada, sus finos labios rosados que se encontraban semiabiertos, la escasa barba de pelos claros que no resaltaba gracias a su todo de piel, su pequeña y perfecta nariz respignada y sus largas pestañas que escondían los ojos que con ansías quería ver.

No sabía que hacía en ese habitación ni que le había pasado para encontrarse tan adolorido pero le agradecía al universo por darle la oportunidad de observar las facciones del comisario y verlo dormido, demostrando paz y serenidad.

Horacio había conocido a muchas chicas y chicos en su vida, más de lo que le hubiera gustado pero nada se comparaba con Viktor Volkov. El ADN ruso era superior a todo, confirmadisimo.

Dejó de razonar y su brazo se levantó hasta el cabello platinado, acariciando de esté, enredando los cabellos entre sus dedos y en simpleza, disfrutando de la sensación, ¿A que podría oler su cabello?, lamentablemente no lo descubriría, ya que su espalda no estaba en disposición para cumplir uno de sus caprichos.

-Vokov..-soltó, pero ni siquiera tenía la fuerza de hablar con normalidad

Trago saliva de forma pesada como si en realidad estuviera tragando clavos.

Bajo su mano hasta el brazo del mayor, sintiendo escalofríos recorrerle el alma, lo movió con la poco fuerza que le quedaba pero fue en vano, seguía instalado en su profundo sueño.

Joder con el puto ruso de los cojones-pensó soltando una risa, con lo adolorido y débil que estaba debía despertar a un hombre que solo una irritante alarma lo hacía por las mañanas.

𝐐𝐮𝐢é𝐧 𝐞𝐫𝐞𝐬? \\𝐕𝐨𝐥𝐤𝐚𝐜𝐢𝐨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora