Capitulo XII

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Capítulo corto, perdón  :(
Prometo traer el próximo más pronto🌼

[🦋]

Día cinco.

Se balanceo en la silla mientras deleitaba sus ojos con la imagen que tenía.

El menor se encontraba tirado en el suelo después que él lo golpeará hasta tirarlo de la silla. Horacio tenía las pupilas dilatadas e intentaba mantener los ojos abiertos. Había dejado de sentir dolor, su mente estaba en blanco, esperaba pacientemente a que sus ojos se cerraran al fin.

–La furgoneta esta afuera–avisó Nadando, haciendo que el rubio se sobresaltara

Lo miró con cara de pocos amigos y se levantó–molestó–ya que, interrumpió su diversión.

Se acercó a Horacio, saco un revolver que la mafia le había proporcionado, le apuntó y apretó el gatillo. La bala quedó incrustada en uno de los laterales del estómago del menor.

Nadando lo miró en silencio, recordaba como ambos llegaron siendo uña y mugre, ahora uno estaba matando al otro.

Vueltas de la vida–pensó

–Mételo a la furgoneta, antes que se desangre–ordenó

Y es que Pogo se había convertido en el líder de la mafia de un día para otra, ahora el chino solo era un miembro más que acataba sus ordenes, ningún miembro de la mafia se explicaba el repentino cambio de actitud del rubio ni siquiera los que lo conocían hace más. El rubio salió de la bodega mientras que el otro lo seguía con la mirada en silencio.

En pocos minutos la furgoneta–conducida por Nadando–ya estaba cruzando un descampado, donde pasaban coches cada dos por tres, el lugar perfecto para tirar a alguien herido pero sin la posibilidad que lo encontraran con vida.

Sintió como su cuerpo era lanzado a la tierra mientras escuchaba el sonido de unas llantas arrancar, el sol pegaba de una manera abrumadora, tanto que el suelo quemaba.

Horacio seguía en su lucha con mantener sus ojos medianamente abiertos pero estaba cansado, sabía que iba a morir pero quería deleitar por última vez el cielo.

Cerró sus ojos, dispuesto a descansar para siempre hasta que escuchó unas llantas frenar de golpe, unos pasos correr hacia él y unos gritos en su oreja pero él ya había cerrado los ojos, había dejado de luchar, así que de lo más profundo de su corazón le pedía perdón a la persona que quería ayudarlo pero él no quería más guerra.

[🦋]

Dejó la taza de café en la encimera y se giró para coger una pequeña cuchara y así revolver el líquido.

Pronto comenzaría su turno de trabajo en comisaría y a pesar de que fueran casi las cinco de la tarde no le venía mal un poco de cafeína.

Iba a tomar el primer sorbo de café cuando su móvil junto a su mano vibró, mostrando el nombre del superintendente en la pantalla. Frunció el ceño pero sin dudar contestó,  sin darle tiempo a saludarlo, el contrario lo llamó con la voz entrecortada, la misma que le escucho muchas veces en sus momentos más débiles, como en la muerte de Ivanov.

–¡Volkov!–gritó con la voz desgarrada, lo cuál alerto al comisario

–¿Conway?¿Que ah pasado?–

La línea telefónica se mantuvo en silencio, lo único que podía escuchar Volkov del contrario eran pequeños sollozos–que no ayudaban para su tranquilidad–abrió la boca para exigirle que hablaran cuando Conway lo interrumpió.

𝐐𝐮𝐢é𝐧 𝐞𝐫𝐞𝐬? \\𝐕𝐨𝐥𝐤𝐚𝐜𝐢𝐨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora