Capítulo II

1.5K 145 27
                                    

Subió a paso relajado las escaleras hacia la entrada de comisaria, como todas sus días excepto su día libre, llegó a las puertas dobles de cristal y las empujo suavemente y vio algo que le parecía irreal, la recepción se encontraba vacía. 

Sin demostrar su asombro camino hasta uno de los computadores que se encontraban en el mostrador, tecleo su nombre y número de placa para confirmar su estancia en servicio.
Camino hacia el angosto pasillo atravesando la puerta y luego la de los vestidores.

Se paró frente a su taquilla, la abrió y empezó a desabotonar su camisa color gris, la dejó en uno de los bancos y tomó el chaleco antibalas para pasarlo por su torso y ajustarlo.

Sintió la puerta abrirse y cerrarse de golpe en cuestión de segundos, se giró en busca del causante pero ya se había esfumado, ignoró la situación y se volvió a colocar la camisa.

Tomó la radio, la encendió y ajusto el primer canal.

–Privet–Saludo como de costumbre, esperando respuesta de sus compañeros

–Buenas comisario–Respondió Gregorio amablemente

–Estamos a mitad de un código 3, Volkov–Respondió el superintendente por la radio a secas–Cambia de canal, anda.

–104–Respondió cambiando el canal y guardando la radio.

Se giró para volver a recepción mientras se acomodaba la pistolera y su arma reglamentaria.

–Buenas tardes comisario–Lo saludaron

Alzó la mirada, encontrándose a Brown detrás del mostrador, el superintendente no lo despidió por qué a pesar de su error en algunos meses más debería mantener a un hijo y por que al fin de cuentas el cabron hacia bien su trabajo.

Así que tampoco lo degradó pero tenía prohibido salir a terreno y hacerse cargo otra vez de la malla, tendría que atender denuncias todo su turno hasta que el mismísimo Conway dictaminará lo contrario, ahora comprendía por que la comisaría estaba vacía

–Privet–Lo saludo junto un asentimiento de cabeza–Cuando llegué no estabas–dijo a modo de querer una explicación.

–Fui al baño y a buscar agua–dijo enseñando la pequeña botella de agua, el ruso solo asintió y siguió su camino hasta la salida de comisaría

Camino hasta el estacionamiento para sacar su zeta cuando un coche gris frenó junto a el y bajo la ventanilla del copiloto para que viera de quien se trataba.

–Hombre Volkov–Habló Greco estirando un poco su cuello para que le mirara mejor–Vamos a patrullar anda–

Suspiró pesadamente, maldiciendo por lo bajo al tener que patrullar en un coche k, ya que a su amigo le encantaba ir de incógnito.

Se subió al patrulla mientras el contrario pasaba de uno en uno los canales de la emisora, buscando una canción que le agradará,  el ruso lo miró unos segundos y bufo otra vez, aprovechó y se puso el cinturón de seguridad de una buena vez.

Mientras escuchaba de fondo una y otra canción, ya que el barbudo aun no se decidía, fijó su vista en la fachada de la comisaría cuando un hombre de jeans rotos claros, zapatillas rosas palo y una camisa ancha que combinaba con sus zapatillas y enmascarado salía por la puerta trasera y corría hacia lo que parecía garaje central.

–Sabes..mejor no escuchemos nada–Habló el norteño rindiéndose–¿Que mirás?–preguntó mirando hacia la misma dirección que la del ruso

El hombre encapuchado corrió alejándose de comisaría, lo perdieron de vista cuando este giró hacia garaje central. El ruso sin saber por que ya estaba desenfundando su pistola reglamentaria, captando la atención del contrario, quien soltó una risa y acercó la pistola al pecho del ruso para que volviera a guardarla.

𝐐𝐮𝐢é𝐧 𝐞𝐫𝐞𝐬? \\𝐕𝐨𝐥𝐤𝐚𝐜𝐢𝐨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora