Escapada

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Bajé la cabeza mientras notaba como subía su pierna adrede y agarré la encimera con ambas de mis manos, algo fuerte.

-No deberíamos hacer algo así aquí...-susurré nerviosa y mordí mi labio en cuanto rozaba mi entrepierna.

-Sabes que me da igual-dijo meloso y cerré los ojos en cuanto se acercó a besar mi cuello desesperadamente.

Solté un jadeo involuntario, llevando mi mente a cuando estábamos en plena escena y moví las caderas lentamente.

-Porqu-e lo hiciste?...-dije a duras penas, disfrutando del roce que se volvía poco a poco más placentero.

Sabía que sonreía porque paró por un momento y bajó la pierna.

No sé si dije algo mal pero no quería que parara e hice una mueca, haciéndose un silencio.

Se separó pero su mirada seguía envuelta por ese deseo, por lo que no me preocupé tanto.

-No quería que estuvieras mal conmigo por un ataque de celos repentino, sé jugar bien mis cartas...-susurró de la manera más provocativa posible y puso una mano en mi mentón, obligándome a levantar la cabeza.

-A veces me da miedo de lo tanto que logras entenderme-relamí mis labios y decidí lanzarme, comenzando un beso lento.

Sus manos se colaron en mi cadera y me apegaron más a él, es inevitable no querer levantar los brazos para envolver su cuello, así que así lo hice.

Todo iba bien hasta que noté ruido también en la cocina pero al no oír ningún tipo de voz, seguí el beso cada vez más necesitado, sin abrir los ojos.

-¿Saben dónde puedo conseguir algún refresco?-soltó alguien sin más y me sobresalté, separandome del beso al igual que Jorge, que se volteó para ver quién era.

Uno de los figurantes que rodaban con nosotros en esa mesa nos miraba fijamente.

Realmente no sé porque nos analizaba a cada milímetro, ¿Tan sorprendido estaba porque nos había visto besando? ¿Porque no se creía que la ficción había llegado hasta tocar la realidad? O, que había encontrado oro para chismosear por ahí con sus amigos mientras le contaba la experiencia de salir en una serie de prestigio.

Coloqué la falda y abroché el último botón de la chaqueta.

-Podías avisar al entrar-fue la contestación de Jorge y maldecí para mis adentros el que fuera tan rudo a veces.

El otro sonrió con aires superiores y sabía que se venía una respuesta de lo más sarcástica.

Una bomba

-No pensaba que tenía que tocar para entrar a una sala pública-suspiró-la "cocina"-rió haciendo comillas con sus dedos-Como tampoco es mi culpa que estuvierais a punto de tener sexo ahí cuando tenéis el equipo de grabación fuera.

No me esperé tanto reproche y miré de reojo al chico de rizos que tenía junto enfrente de mí, sabía que se estaba conteniendo.

Le agarré el brazo cuando tomó impulso para abalanzarse a lo que sería su presa y no, no teníamos tiempo para otra movida.

Me adelanté agachandome un poco para sacar los refrescos que la producción dejaba en los cajones y le pasé unas cuantos.

-Gracias-se limitó a decir mientras los tomaba para luego salir, tirándole dardos con los ojos a mi acompañante.

-Calmate, no dijo nada malo-me acerqué a él tocando el cuello de la camisa.

Seguía con la mandíbula tensa y giré su cabeza para que me mirara.

-Podiamos ir al camerino y...-me cortó en seco cuando lo vi negar con la cabeza y tomó mi mano, dejándome sin reaccionar en cuanto cruzó la puerta, llevándome detrás de él.

Todo el mundo estaba ahí, celebrando aún que habíamos terminado por hoy pero no fuimos hasta ellos si no hacia la puerta de salida.

Nos cruzamos con figurantes, personas de redacción y de sonido, que nos miraban sin entender cómo las estrellas principales querían abandonar el sitio justo en ese momento.

No estaba reaccionando porque yo creí cambiarme de ropa y no salir así, pero la realidad se tornó con otros planes.

Diego se nos cruzó en nuestro campo de visión justo antes de tomar el manillar de la puerta principal y frunció el ceño.

-¿Dónde vais?-dijo sin rodeos, justo la pregunta que me imaginaba.

Ni yo sabía a donde íbamos, ¿Que iba a responder?

Apreté la mano de Jorge, le tocaba hablar a él y era así.

-Esto ya terminó, ¿no? Nos marchamos-respondió tranquilo, encogiéndose de hombros.

Se quedó pensando, lo conocía y por una parte quería regañarnos por no cumplir con el trabajo que también era quedarse un tiempo para disfrutar fuera de rodaje, justo el momento en que interactuabas con todo quién estaba detrás de Élite.

Y por otro, empezaba a sospechar de la relación que teníamos y quería dejaros libres como cuando un padre prefiere la felicidad de su hijo justo en el momento que tiene esa relación que le hace "feliz".

-Está bien pero porque es fin de semana-nos señaló y Jorge sonrió agradeciéndole-La próxima os quedáis hasta que terminemos todo y todos.

Le toqué el hombro antes de ser arrastrada de nuevo.

-No hay dinero para compensarte-reí bromeando y lo miré, negando con la cabeza divertido.

Pasamos y la puerta se cerró, nos quedamos completamente fuera.

-Bien, y ¿Ahora señor "planes improvisados"?-susurré embobada al notar lo mucho que había oscurecido y como brillaba las luces del centro, si dijeran que Madrid no es el sueño de cualquiera en algún momento de su vida, está claro que no le creería.

Se quedó igual que yo hasta que habló.

-¿Te gusta lo informal?-me miró intenso por un momento y luego se le dibujó esa sonrisa con malicia en el rostro.

Entonces lo intuí.

-Jorge no, tú sabes que estos tacones abrasan si vamos a estar cinco horas dando vueltas-levanté una pierna, señalandolos.

Me miró serio, me alivié creyendo que me había entendido pero al parecer no cuando comenzó a reír descontroladamente.

-Dejame decirte que eres bien exagerada, señorita-tomó mis piernas rápidamente y me cargó como si fuera un saco de patatas-Te haré un favor.

No estaba asimilando que me había tomado así y levanté la cabeza, girándola cuando comenzó a caminar.

-No pretenderas llevarme así, ¿no?-pataleé un poco pero recibí una nalgada en mi trasero como señal de que no protestara.

-Solo ahorraré un poco de tiempo para que...-tomó silencio-no vayas cinco horas con esos tacones...-imitó mi expresión de antes y rodé los ojos.

Estaba en sus garras otra vez, definitivamente.

Aunque el rostro se me cambió cuando vi su auto pero pasamos de largo.

-¿Ni siquiera vas a tener una pizca de consideración?-protesté haciendo una mueca, dramatizando el momento.

-No, todo informal dije-oí su voz y suspiré dejándome caer mientras caminaba, cargandome.

Suspiros llenos de ti - JordannaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora