El aeropuerto

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El álbum había sido un éxito y en México ya estaba en los mejores puestos de todas las plataformas digitales, cosa que me alegraba.

Me levanté de nuevo y me puse un top blanco con algo de escote en forma de V y un short vaquero rasgado en la parte de atrás.

Tomé el café para beberlo hasta llegar el aeropuerto y revisé que todo quedara bien aunque viniera Aboro después y cogí la maleta saliendo del apartamento.

Miré el reloj mientras esperaba en la acera justo enfrente de mi edificio, con suerte hacía calor pero las tardonas de mis amigas no aparecían y sabían lo que odio la tardanza.

Decidí llamar a Georgina que seguro era la que no estaba manejando y solo comunicaba continuamente.

-Assh...-rechisté cortando la llamada, oyendo un pitido al otro lado y levanté la mirada como si fuera para mí.

Vi que bajan la ventanilla, sacando un brazo saludando pero no es Claudia, giré la cabeza buscando a esa persona que saludaba pero no había nadie que estuviera como yo esperando a equis persona.

Fruncí el ceño cruzando el paso y me agaché un poco en lo que llegaba al auto.

-¿Jorge?-pregunté pero no me debió oír y toque el cristal de su lado contrario, bajándolo seguidamente.

-¿Subes o vas a quedarte ahí parada por más tiempo?

No entendía nada pero podía haber pasado algo, estábamos en un sitio peatonal así que abrí la puerta de atrás, metiendo la maleta con cuidado y de paso, me senté ahí.

-¿Que haces aquí?-dije pero la música estaba algo alta-Deberias estar ya en el aeropuerto.

Giró la cabeza, no dejando que viera su mirada por culpa de las gafas de sol y sonrió.

-Estas muy guapa también, me alegro de verte-arrancó de nuevo.

Me eché para atrás en el respaldo.

-¿Es que pasó algo con Georgina y Claudia?

Negó con la cabeza y noté su vista en mi a través del espejo.

-Iban algo apuradas y las llamé diciendo que no se preocuparan porque iría yo a buscarte-miré la ventana y suspiré, volviendo al frente cuando vi una bolsa.

-¿Quieres? Compré palmeras de chocolate en el camino.

¿Me salto la dieta o no? Odio esa voz de mi cabeza, a veces.

-Si, comeré una por qué no desayuné y ya acabé el café-sonreí, tomándola con cuidado para no pringarme, el calor la estaba derritiendo ya.

Notaba su poca mirada todo el camino, fui la primera en apartarla con algo de timidez, prefería que se concentrara en la conducción.

-¿Pusiste las rosas a remojo?-preguntó, justo cuando tenía la boca llena.

Asentí por qué era la único que podía hacer y vi como ya entrábamos al recinto del aeropuerto, siempre tantos recuerdos y horas echadas aquí.

-Su viaje finalizó señorita, déjeme abrirle la puerta.

No le contesté por qué ni tiempo me dio cuando lo hizo y salí limpiando mis manos, sacando la maleta.

-Muchas gracias, todo un caballero usted-le guiñé el ojo con picardía.

Abrí el maletero junto a él, sacando lo que no podía llamarse maleta por qué era más una mochila gigante.

-Supongo que habrán llegado, es la hora exacta-comenté.

Caminamos hasta dentro, preguntando a la chica por nuestra zona de vuelos y una vez que nos indicó, pudimos ubicarnos entre tanto caos de gente por la vía más rápida que eran las escaleras.

Suspiros llenos de ti - JordannaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora