Canarias

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Me la pasé durmiendo todo el viaje, ni siquiera desperté la primera vez que Claudia me tocó el brazo para avisarme de que aterrizariamos.

-Danna, ya hay que salir-me vuelve a dar un poco y abrí los ojos, más rápido que antes.

-¿Por qué no me avisaste antes?-dije aún con voz de dormida.

Se levantó mirándome mal.

-Te llamé estúpida-río tomando su maleta de un lado y finalmente hice lo mismo, sintiendo como si no hubiera dormido en dos días.

Toda la gente se hizo pelotón ahí y tardamos más de veinte minutos en bajar para caminar hasta dentro del aeropuerto.

-Bueno, tenemos que llamar al señor del hotel para que nos venga a recoger-avisó Georgina antes de ponerse a hablar con alguien al teléfono.

Ella era la que sabía.

Miré a todos lados pero no vi a Jorge cuando de lejos estaba parado en una especie de panadería.

Después se acercó, ofreciendo de lo que tenía y todas negabmos con la cabeza.

-Los aeropuertos llega un momento que me estresan, quiero salir ya de acá-susurré por lo bajo.

Georgina terminó de hablar y se le dibujó una sonrisa cuando se dirigió a nosotros.

-Bien, se supone que el señor ya está fuera esperándonos, cuando lleguemos tenemos que instalarnos en las habitaciones y salir hasta la hora de la comida que podamos de nuevo entrar, ¿Si?

Asentimos moviéndonos a la entrada.

-¿Dormiste bien?-oí a Jorge a mí lado, dejando un beso sobre mi cabeza.

Estaba en trance aún desde que me despertaron y me comportaba como si tuviera 3 años.

Así que dejé caer la cabeza sobre su hombro.

-Sí, hubiera dormido por más tiempo-dije finalmente, colocando todo para montarnos en el coche que nos llevaría.

El hombre era bastante agradable, nos ayudó en todo hasta que llegamos a la isla privada, una zona más tranquila con casas bajas y blancas, una playa grande vacía, más que si fuera pública y unos buenos sitios para visitar cuando nos diera la gana.

-Ya estamos aquí, hay que pasarlo en grande por qué solo con lo que nos costó, podríamos dar de comer a medio elenco-dijo Claudia quitandose las gafas de sol.

Una vez que entramos al hotel y nos dieron las llaves de las respectivas habitaciones, empezó lo que creí que estaba ya aclarado.

-¿Como dormiremos?-añadió Jorge, mirandome de reojo.

Agaché la cabeza en ese instante, sabiendo que si dormía con él me iba a provocar todo lo que queda de estancia aquí.

-Pues, creo que dijimos que era Danna y yo, y Claudia y tú en habitaciones aparte-explicó.

Sonreí cuando se le cambió la cara al no acordarse.

-Osea, tenemos contratada una para dos personas y dos para una persona, si queréis cambios solo decirlo por qué a mí me da igual-se le podía escuchar muy tranquila a la rubia.

-Si a estos dos le damos la de dos se van a pasar follando-levanté la pierna con cuidado para darle un rodillazo apenas visible por la cercanía de la maleta.

Se quejó Claudia levemente, riendo.

-O podéis dormir vosotras dos juntas y nosotros en habitaciones distintas-concluyó él.

-Como queráis pero decidiros ya.

Las puertas del ascensor se abrieron y salimos al pasillo largo y tan bien decorado que tenían, los cuadros le hacían parecer un lugar más bien del sur peninsular.

-¿Siempre tienes que contradecir o cambiar?-le susurré por lo bajo.

Sonrió en esa manera que tendría loca a cualquiera, no era egocéntrica solo no sabría calificarla.

-Cuando la chica eres tú, muevo tierra y mar.

Se adelantó dejándome así y agarró la llave de lo que sería su habitación desde el principio.

-Al final sí, nos quedamos como acabamos de decidir, tengo algunas cosas de Georgina en mi maleta-Claudia me sacó del trance-Escuchame.-la vi haciéndome señas.

Por dios, concentrate.

-Vale si, está bien-guardé mi llave cuando me la dieron y adelanté dos puertas más hasta la mía, justo era la de enfrente.

Lo hizo adrede, maldito liante.

Di dos vueltas a la llave consiguiendo entrar y la maleta quedó a un lado.

No era para nada pequeña la sala y desprendía tranquilidad por el color, un baño espacioso justo a la derecha y el dormitorio que se abría quedando más grande a la vez que avanzaban.

También había una terraza pequeña, daba a las vistas del chiringuito al lado de la playa.

Ahí sería donde leería a la noche, pensé.

-Ir saliendo, colocamos después-oí a las chicas e hice eso justo, procurando que no cerraba mal.

No era la primera vez que me pasaban incidentes con la maleta.

-¿Donde iremos?-vi a Jorge detrás mío, colocándose las gafas de sol que lucía en el coche cuando me fue a recoger.

-Pues por qué no un rato a la playa y después hay una ruta que se hace con bici-volvimos a bajar hasta la recepción, colandome a ver que veía Georgina en el móvil.

-¿Es esa ruta?-pregunté intrigada.

Asintió.

-Si, vamos.

Se adelantaron y una mano se entrelazó con la mía de repente.

-¿No sabe caminar solo?-reí burlona.

-Necesito algo de ayuda, los años me pesan-hizo una pausa para llenarle drama al asunto.

-Deja de hacerte el actor, ahora no te sale-arrugué la nariz adrede e hice que me rodeara el cuello.

-Mandona-concluyó y rechisté juguetona.

Agarré su mano fuerte en lo que veía el paisaje, hacia bueno y tenía demasiadas ganas de estar ya aquí, con gente que quería.

Suspiros llenos de ti - JordannaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora