Cagada

362 38 8
                                    

Nos reunimos con Diego y dos personas más que no conocía.

Georgina y él no eran nada pero era más que evidente que se gustaban, por mi parte sabía de la boca de ella que sí pero con él no había hablado, nos llevábamos bien pero era más mi jefe.

-Un brindis para pasar estos cinco días de maravilla-subió la jarra de cerveza e hicimos todos lo mismo.

Riendo para beber luego.

-¿Danna te volvió a escribir Miguel?-soltó cuando justo estaba bebiendo y por poco echo todo encima.

Su cara no sé si reflejaba toda la amabilidad del mundo o que no sabía ni la mitad de la versión.

Miré de reojo a Georgina, diciéndole con la mirada que mataría a su NO novio.

Ella me entendió al segundo y se hizo más pequeña en su silla, volteando la cabeza como Claudia.

-Me dijo que te fuiste de su casa dando gritos, nunca te había visto así-sonreí falsamente y di otro trago pequeño a la bebida, oyendo el chascarrido de Jorge.

No quería ni mirar.

-Pero no fue nada, solo estuvo insistiendo con lo mismo-lo miré, explicando lo mínimo por qué no se necesitaban detalles-Por eso salí de esa manera.

Sentí un codazo cuando Jorge se levantó de la silla de mala gana, haciendo bastante ruido.

Tragué duro sin saber que hacer y Diego ahí se dio cuenta.

-Perdón no sabía que ya sois algo-trató de suavizarlo.

-Y no lo somos-respondí malhumorada levantándome, para ir tras él.

Las chicas gritaron detrás mío.

-Lo arreglo yo-grité cuando aún todavía lo veía.

Apresuré el paso cuando dobló la esquina de las pequeñas casas que había por ahí pero lo perdí de vista cuando giré por qué ya no lo vi.

-No, no...-susurré entrando en un agobio y pánico tremendo.

Llevé las manos a la cabeza, respirando agitada y seguí por donde creía que había podido ir.

En los minutos siguientes llegué al hotel y me rendí, no sabía dónde carajos había ido, no conocía esto y podía estar en cualquier lugar.

Fui a entrar en los jardines del recinto, iría a descansar un rato o a quebrarme la cabeza contra el piso por la metedura de pata de Diego.

Inoportuno.

Muy amigo de Miguel pero poco tacto.

Lo vi, justo abriendo la puerta para ir a recepción.

No pude más.

-Jorge-llamé su atención y paró en seco.

Quería llorar, ahora me venían las lágrimas de golpe.

Se giró, viéndome desde la distancia que nos separaba.

-¿Que quieres?

-Que hablemos y no te vayas así-respondí cortante, justo como él había hecho.

Bajó los escalones y volvió a pararse.

-¿Que pasó entre Miguel y tú?-se cruzó de brazos y me acerque unos pasos.

-No más, ahí está bien.

Relamí los labios, rodando los ojos.

-¿Que va a pasar?-suspiré-Nada, no pasó nada.

-Danna, deja de mentirme-tensó la mandíbula-Desde el principio, no antes de venir.

Sobé mis manos sin saber cómo empezar.

-Esta bien-peiné mi cabello varias veces-Miguel y yo nos conocimos en el set cuando empezó la serie, compartíamos escenas como seguro viste, nos llevábamos bien y teníamos encuentros...

-¿Que clase de encuentros?

Joder, no estoy para interrogatorios.

-Nos besábamos-dije.

-¿Y?...-ladeó la cabeza, queriendo que soltara lo que yo misma sabía-¿Os acostasteis?

Guardé silencio.

-Joder-se dio la vuelta volviendo a subir los escalones.

-Espera-volví a decir-Fueron un par de veces, no pasaron de cuatro.

-Genial, me dejas más tranquilo.

Por qué existirá la ironía.

-Creeme-se dio la vuelta por segunda vez y me miró a los ojos-No sentí nada, era diversión-me encogí de hombros-No me pillé, fue él y por eso, me llamó el otro día.

-Ah claro-tocó su mentón, riendo-No puede ser.

No entendía nada, ¿El que, no podía ser?

-Por eso esa noche te fuiste.

No quería llegar ahí, joder

-No existía ninguna llamada de tu madre pidiendo consejos para regalos de tu hermana-me señaló, acercándose y rompiendo las barreras de distanciamiento personal-Te fuiste con el imbécil ese.

Bajé su dedo con cuidado.

-Sí, por que quería terminar con esa mierda de una vez-dije débil-Que dejara de hacerse mil películas en la cabeza, cuando nunca hubo una.

-Entiendo ahora por qué cada vez que te abrazaba en el set o estaba contigo, siempre me miraba por encima del hombro-escupió con furia-Y tú mi mintiendome cuando yo lo veía más evidente.

-No quería darle bola-tomé sus manos, buscando suavizar tema.

Pero las quito deprisa.

-No-negó-¿Sabes que?-siguió-Siempre supe que esa llamada fue una falacia, busqué el cumpleaños de tu hermana, a principios de año,

-¿Stalkeaste a mi hermana?-dije con molestia.

Sacudí la cabeza.

-Aun así, ¿Por qué te pones siempre así con esos celos cuando no somos nada?

Creo que cavé más mi propia tumba.

-Por que ese beso de antes no se lo doy a cualquiera, ni nada, vamos-parecía cansado.

-Sabes que estoy para ti como tú para mí, deja de lado lo demás-hablé notando una lágrima cayendo-¿Es que no te lo he demostrado estos meses?

Me miraba con ¿Compasión? ¿Pena? ¿No se lo creía?

-No lo sé-susurró-Tal vez no.

Era la tercera, efectivamente.

Se me apretó la garganta y se fue, no quiso escucharme más aunque ni yo podía.

Se metió en el hotel y limpié mis lágrimas con las mangas de lo que llevaba.

Le envié un mensaje a las chicas, de que todo estaba bien, no quería preocuparlas.

Iba a descansar y tampoco se entrarían, total nadie nunca se enteraba cuando más bajo cero estaba.

Suspiros llenos de ti - JordannaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora