Demasiado

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Cerré la puerta y abrí el grifo, lavandome la cara con cuidado.
Me sequé con la toalla poco después, mirándome al espejo.

-Okey, acabas de tener un orgasmo delante de Jorge Lopez-susurré y abrí los ojos.

Madre mía.

Toqué mi frente maldiciendo y lo oí.

-Danna, ¿tardas mucho?-alzó la voz y desvié mi vista al suelo.

-Emm, ya voy-me sequé por última vez y doblé la toalla, dejándola en su sitio.-Estuvo bien, estuvo todo bien-puse una sonrisa y salí lentamente.

-Pensé que te habías perdido allá dentro, me dio tiempo a mí a ir al otro baño-dijo chistoso y caminé hasta el sofá.

-No pensé que tuvieras otro baño-dije sorprendida y me senté a un lado.

Aún estaba demasiado cortada por lo de antes pero ya fue.

-Si sabes, lo que pasa es que estabas ebria-rió y me acordé de esa fiesta en su casa.

Si, mejor no recordarla.

-Bien, ¿que vamos a pedir? Tengo hambre-dije queriendo agarrar uno de los muchos papeles que había encima de la mesa, viendo que era de un restaurante oriental.

-¿Ahora tienes hambre?-alzó una ceja divertido y agarré uno de los cojines de al lado para lanzarselo a la cara pero lo atrapó a tiempo.

-Imbecil-reí desviando mi vista al papel y comencé a leer.-¿Que tal un oriental? Hace bastante que no tengo la oportunidad de pedir en uno.

Se acercó a mí para poder ver lo que ponía y llegué a oír su respiración, recordando lo entrecortada que estaba tan solo un rato atrás y relamí mis labios.

-Lo que tú veas, pásame para ver el número-le pasé el papel y lo cogió justo sacando su celular para marcar.

Sólo sentía un calor horrible por todo aún y quise levantarme para salir a la terraza.

Hacía algo de viento y me acordé de cuando pisé la ciudad por primera vez, buenos recuerdos invadieron mi cabeza al igual que otros duros por el cambio de país y costumbres.

-Ya está-oí una voz ronca detrás de mi y me giré sonriéndole, sin apartar mi mirada de las calles y gente que pasaba.

-¿Alguna vez has pensado que la ciudad se te ha hecho grande?-pregunté con nostalgia.

-Ajá, cuando vine ya sabes-se acercó tocando la barandilla-elegir el apartamento, traer mis cosas y demás...-se tomó buen tiempo para respirar profundo-quise renunciar a todo, irme y decir que esto era una locura-me miró.

Lo entendía perfectamente y pensé que eso nos unía más.

-Pasé por algo igual y tuve-dije pero luego pensé-... tuvimos-corregí sonriendo-suerte de que la gente nos acogió bien y después de todo, no está tan mal, yo preferiría vivir acá mil veces-eché otro vistazo alrededor.

-Y estoy bien agradecido por eso-susurró mirando donde yo.

Platicamos un rato más cuando llamaron al timbre y Jorge reaccionó.

-La rapidez...-rió yendo al interior e hice lo mismo algo más despacio.

Atendió a la persona que venía con la comida y solo fui a la cocina para sacar ciertas cosas.

Volví dejándolas en la mesa donde estaríamos y lo vi, revisando las bolsas.

-Sabes que voy a pagar mi parte-le dije de la nada y negó con la cabeza.-Quiero hacerlo, ya es suficiente con que me invites a tu casa-iba a decir algo más pero mordí mi labio, callandome.

-Si lo hago, es porque quiero.-susurró pasando por mi lado, dejando un beso en mi cuello.-Comamos, ¿si?-

No se calmará nunca.

Estuvimos varias horas allá, comimos y hablamos de cualquier cosa que hacía que tuviéramos más en común.

-¿Tuviste parejas antes?-pregunté mientras recogíamos y obvio que había tenido, solo quería preguntar.

Rió echando la cabeza hacia atrás mientras vaciaba uno de los platos.

-¿Que si tuve?-hizo la pregunta retórica que me esperaba-claro que sí y bajo mi experiencia, algo hice mal porque todas me dejaban-se volvió a reír ante eso e hice lo mismo.

-Seguro que era porque no las dejabas pagar su parte de la comida-reí y luego me puse seria-bueno, no es por querer alagarte adrede pero no entiendo el porqué, te veo buena persona-alcé los hombros y dejé los vasos en la encimera.

-Si es por lo de antes...lo sé-rió a carcajadas.

Rodé los ojos.

-Pendejo, ni te la creas tanto...-sacudí mis manos y me estiré.

-Si te hubieras escuchado como yo, te la creerías-tocó su cabello y lo miré desafiante.-Y que me dices de ti, también supongo...

-Si bue, todo mal-dije evitando el tema y notó la incomodez.

Oí la notificación de mi celular y fuimos al living de nuevo.

-¿Me tienes agregado con una rosa?-dijo a mi lado.

¿Cómo se había dado cuenta?

Tomé el celular y vi que salía también su mensaje de antes.

Sonreí de lado y asentí.

-Si, desde ese día.-tragué duro.

-La casualidad porque yo también-se tumbó en el sofá, abriendo sus brazos para colocarlos en el respaldo.

¿De verdad los dos habíamos pensado en ponerla?

No le di más vueltas y abrí el mensaje. Era Aboro.

"Dannish, llegaré en pocos días. ¿Puedes ir al apartamento a habilitar las cosas?"

Y si, Aboro si que se alquilo un piso. No como Nol, que si venía era para estar conmigo.

Comencé a escribir para responderle y lo envíe.

-¿Algún problema?-me miró desde abajo.

Guardé mi celular en el bolso pequeño de mi pantalón.

-No, solo tengo que ir a otro apartamento porque uno de mi equipo vendrá en unos días y se instala ahí siempre que puede-suspiro-solo es para habilitarlo.

-Si necesitas ayuda, acá estoy-me habló sincero.

No podía pedirle más, era demasiado.

-Ya es suficiente, no te pediré más-dije caminando.

Quité la chaqueta de la silla para ponérmela y la abroché.

-Sabes que no tengo nada más que hacer de momento, en estas horas-volvió a decirme cómo antes.

Me acerqué inclinandome hasta llegar a sus labios.

-Ya hiciste suficiente, gracias por todo...-susurré bien cerca y dejé un beso rápido, cerrando los ojos.

Me separé al poco y lo dejé ahí, viéndome sin decir nada. Sólo sonrió y me despedí con la mano.

Yéndome del apartamento.





Suspiros llenos de ti - JordannaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora