Lluvia

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-¿Cómo estás?-dijo Jorge extendiendo su brazo para saludarlo.

Aboro sonrió y le dio su mano para agitarlas.

-Muy bien, recién llegando de nuevo, ¿y tú?-se giró a mirarme-cuidando a mi hermana pequeña wey.

Reí negando con la cabeza y Jorge se quedó algo helado.

-Tranquilo, no sabe nada...-mentí susurrándole bien cerca mientras caminabamos hacia la salida.

Jorge prestó su auto y pudimos llevar a Aboro a su apartamento.

-¿Quedaron bien los demás?-pregunté por el espejo retrovisor al estar adelante.¿Mariana?

Estaba algo distraido con el celular y levantó la mirada cuando me oyó.

-Pues todos bien, bueno ya sabes-susurró-Mariana en su línea, la pendeja dice que muere de ganas de verte.

Sonreí con tristeza.

-Hacemos varias llamadas pero tú sabes que no es igual, no puedo esperar más a que venga-me giré de nuevo y agarré el cinturón de seguridad, mientras desviaba mi vista a Jorge.

Me tiró un beso y me ruboricé, tocando la ventana.

-Para, acá es-dije desabrochandome y salí rápido para ayudarlo a agarrar las cosas.

Saqué sus llaves de mi bolso y se las pasé.

-No podrás quejarte, que te la dejé a tu gusto-dije con aires de grandeza y caminé con él.

Noté el brazo de Jorge, que me frenó.

-¿Entro con vosotros o te espero?-se veía confuso, sin saber que hacer.

-Espera acá ¿si?-susurré poniendo una mano en su mejilla.-No tardo-me acerqué dejando un beso rápido en sus labios.

Parece que le agradó la respuesta porque su cara cambio y me alejé, feliz.

Subimos y entramos al apartamento, finalmente.

-Tal vez necesitas traer menos cosas la próxima vez...-hice un último esfuerzo para subir su maleta encima de la cama.

-No te quejes que tú traes mucho más-habló entrando en la habitación y prendió las luces.

Puse ambas manos en mi cadera y suspiré.

-¿Te gusta verdad?-me miró para que lo soltara de una vez.

Por un momento no sabía que responder y obvio sabía la respuesta.

Pues claro.

Asentí lentamente y una sonrisa se dibujó en su rostro.

-Me gusta para ti-dijo sincero y me sorprendí porque Aboro no solía decir ese tipo de cosas.

-Estoy bien con él...pero no somos nada-jugué con mis manos y luego crucé mis brazos.

-Siempre empiezas así, ¿no?-rió a carcajadas y reí negando con la cabeza.

Miré varias veces para comprobar que estaría bien.

-Creo que me iré, me está esperando abajo-lo miré fijamente.

-Y anda, pero mañana sale la canción así que te quiero bien fresca para comenzar promociones-me indicó con el dedo e hice un gesto de gracia.

Reímos y fui hacia la puerta.

-Cuidate y descansa después del viaje-le dije antes de irme y bajé por las escaleras para ir más rápido.

Llegué a la calle pero no vi a Jorge y lo busqué con la mirada.

Achiné los ojos cuando vi a alguien agachado mirando algo.

-¿Jorge?-pregunté dudosa y me acerqué. Era él.

Al oírme levantó su cabeza y frunció el ceño.

-El coche se caló, a veces me pasa y no puedo moverlo hasta dos días-bufó molesto y pensé en que podíamos hacer.

Lo notaba tocado con eso.

-Cierto que mi casa queda lejos pero podemos ir caminando, igual si atravesamos Gran Vía, llegamos en veinte minutos-alcé mis hombros tratando de buscar otra opcion.

Apretó su mandíbula.

Puede que te diga que no, Danna.

-Si esta bien, okey-repitió y cerró las puertas del auto y di unos pasos hasta que comenzamos a caminar.

-Le caíste bien a Aboro-dije con intención de animarlo al menos un poco.

Sonrió de lado y metió sus manos en el bolsillos de la ramera.

-Igual él a mí, se ve simpático-me miró y lo miré con una sonrisa.

-Lo es y mucho-hablé avanzando más cuando noto que comenzaba a llover de a poco.-ay no

Levanté la cabeza y enseguida se puso a llover más fuerte.

-Carajo...-oí a Jorge mientras se quitaba lo que le cubría-¿Quieres ponértela tú?

Tan caballero.

-Traje paraguas-incliné mi bolso hacia mi, rebuscando en este.

-¿Cómo paraguas? Hace dos horas estaba haciendo sol de verano-soltó una carcajada evidente.

-Una mujer siempre lleva uno encima-seguí buscando y cuando lo encontré, lo saqué.-Igual es chiquito-lo alargué para abrirlo.

-Chiquito-rió diciendo lo que había dicho y lo miré una vez abrí el paraguas.

-Ajá chiquito-lo levanté para cubrirme y me fijé que aún se seguía riendo-chiquitito-dijimos a la vez y cubrí mi boca por lo tentada que estaba.-¿Como te hizo gracia eso?

-Me causó risa la palabra, chiquitito-apreté mis labios para no soltar una carcajada y se cubrió la cabeza como pudo.

-Chiquitito-solté un grito leve en broma y me jaló rápidamente para rodearme con un brazo.-Cuidado que te doy con el paraguas sin querer-le dije antes de que pasara.

-Tierna que eres...-bajó la cabeza para poder ponerse debajo y dejo un beso en mi mejilla.

De esa manera nos fuimos hacia mi dirección y cuando estábamos cerca, retiré el paraguas pensando que había dejado de llover ya pero continuaba.

-No parará-rechisté y él se paró enfrente de mí, quitando su chaqueta.

-¿Y que si nos mojamos?-alzó un poco la voz y tragué duro por si nos había oído a alguien.

Miré a ambos lados de la calle y pareciera como si la demás gente hubiera desaparecido.

-Pues no sé tú pero yo voy a seguir cubrien-abrí los ojos cuando me quitó el paraguas de la mano.

-Lo hacemos los dos-susurró sonriente.

No se que quería.

Se acercó para quedar bastante cerca y sentía cada gota tocar en mi rostro al igual que mi cabello se iba humedeciendo.

-¿Lo hiciste adrede?-le dije, aprovechando la ocasión.

-Jamas hice esto y quería probar-susurró cortando la distancia y miré sus labios por última vez antes de unirlos.

Mis brazos fueron directamente a rodear su cuello y nos estábamos mojando bastante pero me dejé llevar como él decía y me concentré en seguir besándolo despacio como lo estaba haciendo hasta ahora.

-Chiquitita...-susurró de separándose un poco y abrí mis ojos, juntando mi frente a la suya.

Cada vez era mejor y allí solo existiamos los dos.

Suspiros llenos de ti - JordannaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora