Madrid

633 39 12
                                    

Sentía que no tenía necesidad de huir, justo había construido otra vida ahí de la que normalmente tenía en México.

Era libre de correr un riesgo y salirme de la monotonía, irme con las chicas a un club, salir sola por las calles de Gran Vía o hacer lo de ahora, cometer locuras con este ser que viene del mismo continente que yo.

-Siento que se me van a dormir las piernas en cualquier momento...-trazo líneas en su espalda con mis manos.

-Más se te van a dormir luego...-insinúa y solté una carcajada ante el comentario, notando que me tomaba de la cadera para bajarme con cuidado.

-Eres un pervertido, podría irme de aquí ahora mismo...-enarco una ceja-No trato con este tipo de gente...-digo siguiendo el juego, caminando un paso y su mano alcanza mi mejilla para llevar mi caea a sus labios, haciendo un roce desesperante.

Dios Santo

-No vas a ir a ninguna parte-me habló con autoridad y noto que voy a derretirme ahí mismo, justo antes de entrar al centro de la ciudad que tenemos de frente.

Notó mi expresión y relamió los labios adrede, humedeciendolos despacio.

-Estoy pérdida contigo-tragué duro porque no sabía que más decir con su cercanía y ese olor a perfume que aún conservaba, esos ojos mirándome, gritando que me quede con él hoy y todas las noches que queramos.

-No eres la única que siente eso, desde el primer día que te vi-sonrió con una sonrisa más profunda que la habitual, de las sinceras que te llevan a creer en la otra persona, que te cae esa verdad de lo que suelta sin pensar en si se lo dice a todas o no, solo te sientes única.

Mi mente piensa en querer estar solos para sentir ese cariño de forma carnal y no pasar sola la noche pero por otro quiere disfrutar de lo que sea que quiera hacer, sin pensar en otra cosa que no sea los dos.

-No seas tan romántico a ver si te va a dar diabetes-reí leve y apoyé la frente sobre la suya, cerrando los ojos.

-Ademas, aun no se acabó el fin de semana, queda el domingo-susurró a centímetros de mi boca-No irás a dejar de cumplir la apuesta.

Niego con la cabeza al recordar y esta vez soy yo la que lo tomo del brazo, caminando adentro de lo que nos esperaba.

Madrid.

Los tacones me mataban pero no fue impedimento para disfrutar cada paso que dabamos, hablábamos de lo mucho que nos gustaba Madrid, la primero impresión que nos dio cuando llegamos por primera vez, los sitios que nos gustaría ir y las comparaciones con nuestros países de origen.

-Ven-dice cruzando el paso de peatones hasta el otro lado, donde veo un puesto de helados y mordí mi labio, siguiéndolo.

-No sé si es buena idea, dejé todo en la casa y creo que no lo tendré hasta que volvamos a grabar-moví mis manos nerviosa, odio no tener dinero y que me inviten por ese hecho.

-Llevaras o no, ha sido un pensamiento mío y claro que iba a pagar si o sí-lo veo sacar su billetera y los nervios me invaden, pensando en lo mucho que había pasado desde que no me pasaba esto.

La pareja de delante de nosotros se marcha con una sonrisa en la cara y mi mente está en blanco, miré el cartel con los diferentes sabores y voy a lo clásico.

-¿Que van a tomar?-preguntó el señor detrás del mostrador y se paró en mi.

-Bueno yo...-aun estaba indecisa pero como mi otro yo me entendiera, siento su mano en mi espalda, notando ese comfort que necesitaba y hablé-Me da uno de almendras, porfavor-relamí mis labios al terminar.

Si esto es un sueño, no quiero despertar nunca.

-A mi uno de chocolate y me cobras si no tienes inconveniente, gracias-dice amable sin quitar su mano y me rodea con el brazo finalmente-Estas cómoda?...-el murmuro en mi oído me lleva a sentir mil cosas en el estómago, no sé si las mariposas se mueven así de rápido.

Asiento varias veces y cierro los ojos para levantar el mentón hasta dejar un beso rápido en sus labios.

Cualquiera que nos vea diría que éramos pareja y hasta casada con hijos, pero tenía que aprovechar el hecho de que aquí era menos reconocida y él aún no se había salido a la luz.

Agarramos los helados y nos fuimos a sentar en una de las mesas al aire libre, todas las demás llenas de gente que reía y contaba anécdotas que hacían felices al otro.

Me senté con cautela por la falda y miré a Jorge.

-Gracias por invitarme, no suelo tener esto a menudo o al menos antes-susurré acercándome más al borde de la mesa y tomo del helado que sostenía en la mano derecha.

Él hace lo mismo y se lo lleva a la boca.

-¿No eres de citas formales?-noté esa diversión en su voz.

Eso me pilló desprevenida porque solo pensé en que fuera una salida pero no me disgustó.

-¿Es que acaso esto es una cita?-alcé la ceja queriendo saber y pasé mi lengua por el helado lentamente.

No sé si se quedó absorto por no obtener la respuesta que esperaba o porque lo que estaba haciendo le estaba jugando una mala pasada.

-Mmm...-se mordió el labio algo fuerte e intuí que iba por lo segundo-Si me estás devolviendo lo de antes, te va a salir muy caro-dijo tajante y mis piernas se tensaron con la curiosidad de sus palabras pero a la vez, mantuve la compostura para no mojarme en plena calle.

Tal vez lo necesitaba pero que no se notara tanto.

-Solo diré que es la pre cita que tendremos, yo digo que siempre se empieza informal-se hizo hacia atrás, dejando su espalda en el respaldo de la silla, admirando como le quedaba esa camisa que llevaba desabotonada al empiece.

-Y yo las citas las disfruto mucho...-le copio la postura y entre charla y risas, conseguimos terminar antes de que cerraran.

Eso nos llevó a decidir caminar por una calle que además de ser algo empinada, no tenía casi gente pero era la única que daba a su apartamento sin tener que pasar por locos borrachos que salían de los bares.

Suspiros llenos de ti - JordannaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora