Pasaron unos cuantos días y el final del segundo trimestre llegó. Una parte de mi se sentía plena por la felicidad que provocaba Sean en mi pero otra estaba completamente destrozada y exausta.
Las discusiones con Lucy se habían hecho continuas y me dolía en el alma. Ella era mi mejor amiga, la conocía desde que tenía uso de razón y todo eso se había destrozado por culpa de Raúl, que tan si quiera la quería. Ella había decidido que yo en realidad estaba celosa y que no tenía el suficiente valor como para decírselo a la cara. Tenía razón en una cosa, no tenía valor para mirarla a la cara y contarla cuantas veces estando con ella Raúl me había dicho que acabaría en su cama. ¿Celos? No, para nada.
Luego por otro lado estaba Gabi, desde que supo que mis sentimientos hacia él no eran iguales había cambiado, ya no me hablaba tan si quiera. Al principio intentaba que me hablara pero luego me sentí como una mala persona por hacerle sufrir y abandoné. Me jodía y mucho porque le apreciaba pero no podía tener nada con él, estaba completamente feliz con Sean. Andrea solía consolarme algunas noches en las que todo se me venía abajo ¿Cómo había acabado así? ¿Fue el amor lo que me hizo débil? Puede que en cierta manera me hiciera pensar que toda mi vida era genial y maravillosa y ahora estuviera volviendo a la realidad...
Para rematar hacía poco que había recibido la llamada de mis padres diciéndome que mi abuela estaba enferma de gravedad. Aún no había decidido que hacer y no se lo había podido contar a Sean.
Sean pasó a buscarme a casa porque teníamos que ir en busca de las temibles notas. Aunque en realidad no las tenía miedo pese a mi estado anímico había estudiado y mis notas eran buenas. Lo único en lo que repercutieron mis nervios era en unos extraños ronchones que me salían a veces y picaban demasiado.
-¿Estás lista?
-Pues que remedio.
-Sabes que se te ha dado genial este trimestre.
-Ya, pero luego queda solo uno y luego selectividad y... luego no sé que pasará
-¿A qué tienes miedo?
-No lo sé, estudiaremos cosas distintas y probablemente tengamos que separarnos y vivir en otra ciudad.
-Mel, ni todos los kilómetros del mundo podrán parar algún día lo que siento por ti. Tengo coche, y si tengo que ir a cualquier lado a verte lo haré sin pestañear.
-;Lo ves tan fácil.
-Es lo fácil que lo hagamos, ahora no te agobies aún nos queda tiempo.
Le hice caso y no pensé más en lo que pasaría o no pasaría dentro de un año porque él tenía razón, el futuro es un tiempo desconocido pero el presente, eso es otra historia. El presente está hecho de los momentos que vivimos, las locuras, las tonterías y cursiladas que nos apetezcan hacer. Ese tiempo del que somos dueños como personajes de nuestra propia historia en la que por fin nosotros somos protagonistas. Solo un instante efímero que sabemos que es cierto y real...
Llegamos al instituto y nos dieron el sobrecito cerrado, me recorrió un escalofrío. Suspiré profundamente deseando terminar con el suplicio de la incertidumbre. Cuando abrí el sobre pude respirar tranquila, mis notas eran buenas, mejores de lo que esperaba. Me giré sonriente hacia Sean pero no estaba. Tan si quiera me cogió el teléfono cuando le llamé. Estaba muy desconcertada pero decidí esperar. A la media hora aproximadamente le vi por una ventana dirigirse a la salida y salí corriendo tras él.
Salí corriendo tras él y cuando se giró le vi. Vi su cara con una mirada completamente ida en una actitud desencajante por completo.
-¿Qué pasa?
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Nunca seré tu princesa
Teen FictionUna chica que no necesita que nadie la proteja, sabe lo que quiere, diversión. Disfrutar y nada de amor. Para ella solo son patrañas de tantas historias cursis. No cree en príncipes solo aprovecha lo que quiere y luego se olvida. Es su juego favorit...