No debí fiarme de él

2.3K 106 1
                                    

Me fui a mi cabaña con cuatro chicas más. Tres eran de otro instituto y la otra era una chica que no iba conmigo a clase pero recordaba haber visto algún día por lo pasillos. La chica de mi instituto parecía una empollona y las otras dos no estaba muy seguras de si eran un poco pijas.

-Hola, ¿cuál es mi cama?

-Queda libre la de la ventana.

-Vale, gracias

Puse mis cosas encima de la cama, me gustaba estar al lado de la ventana, así si no podí dormir al menos me podría entretener mirando por la ventana.

-Nena, ¿cómo te llamas?

¿Qué clase de persona dice nena? Ni mi abuela me llamaba por nena cuando era pequeña. Era una de esas formas de llamar a la gente que detestaba, como lo de quillo, tete, teta, nano. Me sacaba de mis casillas no compredía el sentido de ello.

-Me llamo Mel, ¿vosotras?

-Yo soy Carla y ella es Paola.-dijeron las chicas que iban a otro instituto. De mientras la del mío se quedoo completamente callada tecleando en su móvil, asi que me puse cerca de ella para hablarla.

-¿Tú eres Nadia verdad?

-Sí, hola.

Siguió con el móvil asi que me di cuenta que no la importaba mucho lo que la podría decir asi que la dejé con su móvil. Quedaban dos horas para la cena libres y no sabía lo que podría hacer. Me dí una ducha y salí de la cabaña. No había casi nadie por la calle y yo permanecía sin saber qué hacer. Lucy no sabía nada sobre mi extraña relación de amistad con Raúl y Sean no se podría enterar para que no pensara peor de lo que piensa ya de mi. Me apetecía ir con Sean pero habíamos quedado más tardo y no quería resultarle cargante.

-¿Qué tenemos por aquí?

Maldito Raúl... Veía que no me iba a poder deshacer de él en toda la semana. Resultaba extraño que estuviera tan encima mío y no ligando con cualquier otra chica del pueblo. Él no era como esos chicos de película que aparecen cuando le necesitabas. Siempre me cogía el teléfono pero a veces le necesitaba de otra forma.

-Hoy no te vas a cansar de aparecer de repente por lo que veo.

-Solo tengo una semana para estar aquí contigo, tengo que aprovecharla

-¿Viniste aquí solo por verme?

-Sí, tu llamada me dejó preocupado y ya sabes que yo conozco gente por todos lados. Además si ese chico esta aqui creeme que deseará no haber nacido.

-Odio que seas así

Se sentó a mi lado con una sonrisa y posó su mano en mi rodilla

-Fea, dime lo que odias

-Odio que ni tu mismo sepas si ser tierno o distante conmigo

-Me conoces hasta más que mis amigos, sabes por qué me comportó asi contigo a la perfección.

-Pues deja de hacerlo porque ya no me gustas Raúl

-Llevo oyendo eso años.

-Mírame a los ojos.-él lo hizo-. No te quiero

Noté como tragó saliva y se tensó. La verdad no sabía por qué le había dicho eso, supongo que estaba cansada de que se pensara que me moría por sus huesos. Me gustaba, pero ya no tanto como antes. Alejarme de él me sirvió para empezar a verle como un chico que me parecía atractivo, con el que podía tener sexo cuando quisiera sin compromiso pero nada más, ya no había amor.

-¿Y ese cambio?

-Creo que ya me he cansado de que te portaras conmigo de una forma u otra depende el día. Además me estoy cansando de todo esto de hoy lo hacemos en un mes no hablamos y cuando nos vemos lo volvemos a hacer. 

Nunca seré tu princesaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora