Buen viaje

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Creo que la sensación que experimente en ese segundo fue inexplicable. Ese chico sabía mis puntos débiles y me resultaba imposible ocultarselos.

-¿Me llamaras? 

-Sabes que ese no es mi estilo... Pero cuando quieras llamame tu que yo cojo el telefono

-Pues vale

-Adios, preciosa Melania. 

No dije nada solo colgué el telefono. ''No eres nadie para él, nunca lo fuiste" Necesitaba recordarmelo porque a veces pensaba que le importaba un poco.

Quedaban dos días para irnos a la convivencia esa de una semana en un pueblo no se donde. No tenia ni ganas, ni nervios, ni humor para ir. 

El resto de días pasaron rápidos, como en una cuenta atrás eterna que me amargaba cada día.

Esos días Sean estaba demasiado protector, me gustaba que estubiera pendiente de mi pero no que le diera pena. Odiaba que se viniera conmigo pensando en la pobrecita Mel. 

Prepare la maleta, la llene de ropa, no quería ir...

-Lucy, ¿y si vas tu?

-No te rajes Mel, lo vas a pasar bien.

-No sé... No me llevo bien con nadie.

-Sí, con Sean.

-Ya pero no voy a estar dándole la paliza todo el día como si fuera una lapa.

-Eres su amiga, no le das la paliza

-¿Qué dices? Seguramente no le importe una mierda.

-Eres cabezota como tú sola

La saqué la lengua de una forma tan burlesca que se avalanzó sobre mi para hacerme cosquillas

-Para. ¡Por favor!

No podía para de reír y su risa me hacía reír a mi tambien. Menudo cuadro eramos las dos

Cogí mi maleta y me dispuse a salir de casa cuando Lucy de nuevo se avalanzó sobre mi. Esta vez solo se sentó encima mío impidiendome cualquier movimiento.

-¿Qué haces? Quita de encima

-Vale pero me vas a prometer una cosa.

-Mira que estas pesadita hoy e.e

-Promete me que no la vas a cagar con Sean 

-Parece que el mundo gire entorbo a ese chaval

-Prométemelo

-Looo prooomeeeeetooooooo 

Al fin se quito de encima y pude respirar. Aire, al fin, nunca había extrañado tanto a alguien.

-¿Quieres que vaya a despedirte? 

-Si con un clinex y tienes que llorar mucho con un cartel que ponga buen viaje.

-Yo no llorare, sufriré por ti en silencio

-Vale mami, ahora ya tengo que irme

-Llamame si te acuerdas

- que si, tu no montes mucha fiesta que no es buena para la pelvis

Al fin, tras tres intentos conseguí escapar de las garras de es chica con sindrome de mamis protectoris. Es algo muy peligroso, los primeros sintómas se muetran pronto, tu amiga se metamorfosea en una especie de Pepito Grillo o de Madre. Por suerte no es letal pero si largo.

Iba caminando con mi super, enorme y gigantesca maleta hacia el instituto para coger el bus cuando me encontre al moreno sexy de ojos azules que ultimamente parecía mi hermano o mi padre ¿Qué les pasaba a todos ultimamente?

-Buenos días, princesa

-Nunca sere tu princesa 

-No lo decía a mal, solo por darte los buenos días de una forma menos sosa.

-Pues prefiero buenos días

-De acuerdo, empiezo de nuevo. Buenos días Mel.

-Buenos días Sean

-¿Ganas? ¿Nervios?

-Ni lo uno ni lo otro, ¿ a caso debería? 

-Pues ganas sí, vamos a pasarlo bien.

-Eso no lo veo yo tan claro

-Veras como si. Es perfecto para enamorarte de mi

-Pense que ya habrías alejado esa idea de tu mente

-Que va, aunque no lo parezca yo también soy cabezota.

Me resultó imposible contener una risita. Estaba empezando a resultarme agradable ese chico. Lo siuficientemente agradable para algunos líos por la noche sin ninguna copa de más. Deliraba.

Cuando llegamos al instituto él puso mi maleta en el maletero ya que pesaba por lo menos una tonelada y media más, mas lo que pueda pesar un elefante y por último el peso del llavero que llevaba en la maleta.

Subí al bus y supuse que se sentaría conmigo, asi que le guardé sitio.

-¿Me has guardado el sitio?

-Claro a quien si no.

-Pues muchas gracias.

Me encanto su sonrisa, nunca había visto una que sin hablar te dijera que alguien te tiene aprecio. Pero inexplicablemente su forma de mirarme me lo decía y me gustaba aunque a la vez me molestaba porque no sabía si sería el típico chico que nunca se follaría a una "amiga"

Yo me senté en la ventana, porque una cosa era dejarle sitio y otra ya muy distinta dejarle sentarse al lado de la ventana. Me entretenía ver los diferentes paisajes por lo que pasábamos. Odiaba tener las piernas arrinconadas con otro asiento pero bueno, no le podía hacer nada más que echarle paciencia.

-Mel, ¿quieres estirar las piernas encima mío?

-No, te molestaría

-Venga anda estírate

Puse mis piernas encima suyo y el posó sus brazos encima con delicadeza. Al poco cambié de postura, cogi su brazo y empecéa recorrerlo suavemente con mis dedos, me encantaba tocar el brazo a la gente y hacerles cosquillas

-¿Te molesto?

-Que va, me gusta

-¿Por qué eres tan bueno conmigo? 

-Porque me caes bien, te aprecio

Acaricié su pelo moreno y los suyos buscaban en los míos algo indescrifrable. Me acerqué a su boca y él no se aparto. Dibujé con mi dedo el contorno de sus labios y....

Nunca seré tu princesaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora