Nada es perfecto

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Creo que la mezcla de alcohol y ganas de diversión no me dejaron darme cuenta de que Gabi se acababa de "declarar".

Fuimos a otro bar cuando conseguimos encontrar a Dereck. Por cierto, este chico que bebía como si fuera una esponja, absorbiendo todo lo que pilla, aún no estaba ni contento, ni borracho, ni con el puntillo, ni nada. "Este chico no es normal, vaya aguante" pensé.

Las ganas de fiesta eran nuestros dueños y la noche era muy joven. Nos pasamos la noche bailando, bebiendo y disfrutando el momento.

Nada más entraba en mi mente, solo el momento y las ganas de que fuera eterno.

Pero nada es eterno y si la vida es corta casi no se puede ni de hablar de aquella efímera noche. Eran las 8 de la mañana cuando habíamos cerrado el último bar.

-¿Qué hacemos ahora?

-Es hora de ir retirándose

-Opino lo mismo que Mel.

-Sois unos muermazos. Pues nada, vamos a tu casa Gabi.

-No.- Se quedo pálido, completamente inmóvil.

-¿Estás bien que pasa?

-Andrea aún no nos ha llamado.

-Anda venga, primo, déjala que se divierta al menos un día.

-Dereck, ella siempre está constantemente hablándome.

-Igual la muchacha está ocupada.

-Aún así ella me hablaría en algún momento de la noche, ha pasado demasiado tiempo y no puedo ir a casa sin mi hermana

Me acerqué con calma a Gabi para apaciguar las cosas e intentar que se tranquilizara un poco. Pasé mis manos por sus brazos y su cuello y dije muy suave:

-Ahora la llamo no te preocupes.

Yo la llamababy a cada pitido que sonaba solo me decía a mi misma " Por favor que lo coja". Al fin me cogió el teléfono.

-¡¡¡Andrea!!!!

-¿Mel?

Al oír su tono de voz me alejé de los chicos, Gabi no se dio cuenta pero Dereck si y lo que hizo fue ayudarme, distrajo a Gabi.

-¿Qué te pasa?

-Por favor librate de mi hermano no quiero que me vea así. Mel ven a por mi ayudame tengo miedo.

-Calma, toma aire y expulsalo poco a poco. ¿Mejor?

-Sí.

-No se como lo voy a hacer pero voy sola a por ti. Dime donde estas.

Ella me dijo el nombre de una calle y el nombre de un bar. Fui caminando con el móvil en la mano hasta que los perdí de vista. Luego me quité los tacones, los cogí en la mano y empecé a correr como una autentica loca. Por fin llegue al maldito bar. Subí unas escaleras como ella me indicó y vi a Izan mirándome fijamente.

-¡Eh! ¡Tú!

Dijo mientras se acercaba. Estaba muy borracho y si algo útil había aprendido de Raúl era que los chicos borrachos o son muy manejables o es mejor huir de ellos. No me veía con ganas de comprobarlo y subí las escaleras pasando de él.

Entré en la tercera habitación de la derecha como ella me había dicho anteriormente y toqué en la puerta.

-Soy yo Andrea. Abre.

Fue dicho y hecho la puerta se abrió y detrás de la puerta la vi a ella. El maquillaje corrido, medias rotas y temblando.

-¿Qué ha pasado?

Nunca seré tu princesaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora