-Sé que en realidad te mueres de celos.
-Para nada Raúl, no se quién te crees que eres. Solo me da pena porque se merece algo mejor
-¿Algo mejor? Pero si hasta hace dos días te morías por mi.
Ahí me había dado, 1-0 para el pero el partido no había acabado.
-Ya, la verdad y ahora no me explico que pude ver en ti.
Se acercó con delicadeza y gracia cerca de mi.
-¿Estás segura de que no lo sabes?
-Deja de jugar
-Los juegos son divertidos, a ti también te gustaban.
-Pero ya me he cansado. Pensé que era hora de crecer.
Posible 1-1 por cómo me miró.
- Suenas igual que como dices que hablaba tu madre Melania, pensaba que la odiabas.
-No menciones el tema de mi madre Raúl eso sabes que no.
-Entonces lo que tienes que hacer es dejar de hablarme como si fuera de otro mundo o un bicho raro que está a mil años luz de ti porque sabes de sobra que somos del mismo mundo, que nos criamos en las mismas calles y bebemos en los mismos bares.
Cada vez se iba acercando más a mi. Me acarició la cara pero me alejé un poco de él.
-No la quieres...
-Solo tengo ojos para ti Mel pero tu amiga no está mal. La verdad que en la cama es una fiera y es bastante simpática puede que me dure un tiempo.
-Eres un cabrón.
-No, simplemente me gustan los juegos y haré todo para acabar siendo el ganador.
-¿Qué esperas ganar?
-¿No es obvio?
-Si te piensas que soy algo que ganar estás equivocado. Nunca seré para ti.
-No digas cosas que no puedas cumplir pequeña.
-Tengo que irme y no me gustaría que te quedaras aquí.
Oí al perro que estaba metido en una habitación y estaba empezando a llorar, era tan bueno. Le saqué y le cogí en brazos.
-Sé donde vas, puedo cuidarle mientras estás fuera.
-Puedo llevarmele
-Sabes que es una crueldad meterle en un tren tantas horas.
-¿Le vas a cuidar de verdad?
-Sí, ya sabes que me gustan los perros y más si son tan monos como ese.
-Gracias.
-Esto es para que te des cuenta de que no soy tan malo.
-El lobo se difrazó de abuelita.
- Y la cebra en león. Deja de ser tan rebuscada y disfruta, por cierto, esto es para ti.
Sacó un paquete no muy grande de su bolsillo y me lo dió.
-¿Qué es?
-Ábrelo, espero que no pensaras que me iba a poder olvidar de tu cumpleaños.
Al abrirlo vi unos pendientes de coco preciosos y una pulsera, de oro, muy fina, con dos símbolos: una clave de sol y la flor de lis. Ambas tenian un gran significado para mi.
-Gracias pero no tenías que...
-Me tapó la boca con su mano.
-Llevaba tiempo queriendo regalartela. No podía ser de nadie más. Sé que los pendientes los usarás más y que probablemente la pulsera te la pongas una cada mil pero también sabía que aún guardándola solo podía ser tuya.
-Tengo que irme o perderé el tren.
-Vale, trae
-¿Qué?
-Sí, te bajo la maleta y te llevo en coche hace demasiado frío y no te voy a dejar sola por la calle.
-Puedo apañarmelas.
-Creo que no te has dado cuenta, te lo estoy diciendo no preguntando. Venga, vamos.
La verdad que eramos como el perro y el gato. Me gustaba la idea de que fuera mi amigo pero el no quería eso, no quería que dejara de saber que el estaba esperando a que estuviera dispuesta a estar con él pero eso no pasaría por muchas razones. Podría hacer una lista infinita. Era mejor así o amigo o nada aunque me daría pena que acabaramos sin hablarnossabia que en el fondo iba a ser lo mejor. Pero algo en mi no podía porque en el pasado él había sido mi gran apoyo aunque las cosas hubieran cambiado mucho del fuego quedan cenizas y esas cenizas eran en forma de amistad. Le conocía como la palma de mi mano aunque a veces me negara incluso a verlo.
-Gracias por haberme traído.
-Háblame cuando llegues por favor, me quedaré tranquilo.
-Cuanto control, sabes que me las apaño bien sola.
-Repito, yo no te pido las cosas. Es el precio por el trayecto o si quieres puedes besarme, creo que el que te he dicho ha sido un precio justo
-Vale te avisaré, ¿contento?
-Hubiera estado más contento con la otra opción.
Salí del coche cogí la maleta y me acerqué a la ventanilla.
-Cuida a mi perro porfa.
-No le faltará de nada, tú pasatelo bien y procura no pensar demasiado en mi
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Nunca seré tu princesa
Teen FictionUna chica que no necesita que nadie la proteja, sabe lo que quiere, diversión. Disfrutar y nada de amor. Para ella solo son patrañas de tantas historias cursis. No cree en príncipes solo aprovecha lo que quiere y luego se olvida. Es su juego favorit...