EPÍLOGO 1.3

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EPÍLOGO: LUNA DE MIEL.

Después de unas horas en avión, la pareja al fin había llegado a su destino, Hawái

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Después de unas horas en avión, la pareja al fin había llegado a su destino, Hawái. A pesar de que estuvieron planteándose miles de lugares para ir a su luna de miel, luego de mucho se decieror por esta.

Al llegar ambos estaban muy impresionados, salieron del avión y se fueron a por sus maletas. Después de tanto tiempo de estar volando, tocar tierra firme era algo fascinante, más cuando estás en un lugar nuevo y desconocido, era emocionante.

La chica miraba contenta por todos lados, tomada de la mano de su marido mientras caminaban hasta la parada de taxi, se subieron en uno y se dirigeron directo al hotel en el que se hospedarían por dos semanas.
Cuando ambos llegaron a su destino, bajaron ilusionados viendo todo lo que los rodeaban.

Entraron al hotel rápidamente para que los atendiesen, al hacerlo charlaron un poco con los empleados, o al menos las pocas palabras que entendían, para así recibir su tarjeta de habitación. Lo primero que hizo la chica fue salir velozmente hacia el balcón, para encontrarse con una vista maravillosa del mar; sin duda aquellas dos semanas serían de en sueño.

Tamaki llamó a su esposa diciéndole que había que desempacar las maletas, aunque ella no le hizo caso en absoluto y en cambio, se acercó hacia él para tomar sus manos y llevarlo a ver las preciosas vistas que se podían apreciar en ese momento mágico.

—¡Mira, amor, mira! ¡Es hermoso!— exclamó la chica con una sonrisa de punta a punta y con sus ojos brillando de felicidad.

Tamaki río ante la actitud de su chica; aunque ciertamente él estaba igual de fascinado que ella. La chica le regalaba una de sus típicas sonrisas para luego acercarse rápidamente al chico para robarle un beso, cosa que hizo que el pobre se sobresaltara por lo repentino que fue. Pero a fin de cuentas le pareció algo tierno y lo hizo sentirse feliz.

—Te amo— susurró la chica entre pequeñas risas mientras entraba rápidamente a la habitación después de tal acto, como si de una niña que acababa de hacer algo prohibido se tratase.

El chico miró la miró con una sonrisa entre de ternura y picardía. Viendo como su esposa empezaba a sacar las cosas de la maleta a una velocidad impresionante y con un leve rubor en sus mejillas con una sonrisa cómplice de su felicidad. Ante esa vista y esa pequeña confesión de hace unos pocos segundos, lo que pensaba el chico era: "Yo te amo más... Más de lo que te imaginas".

Él se acercó de igual forma que ella, rápido para después ir detrás de ella a rodearla por la cintura mientras le susurraba en el oído:

—¿Solo un beso?— ella rió nerviosa.

—Ya, ya, primero desempaquemos, apurado— él solo rió para empezar a ayudar a su esposa.

Por unos segundos el chico desvío su mirada a lo que hacía ella, viendo con gracia unas fotos que sujetaba.

𝗕𝘂𝘁𝘁𝗲𝗿𝗳𝗹𝘆 | Tamaki AmajikiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora