Una promesa, una simple e inocente promesa que hicieron cuando niños los llevó a volver a encontrarse. Una promesa que los haría volver a hacerse amigos... Y quién sabe, quizás algo más que amigos, pero... ¿Esa promesa los interpondrá en algo?
Tamak...
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—Narrador Omnisciente—
La chica se encontraba tranquilamente en su mundo, brochas por aquí, brochas por allá, máscara de pestañas, rubor, labiales, Dios, todo era un desastre.
Ella amaba el maquillaje, sin embargo no era su punto fuerte. Por lo tanto, su amiga solía maquillarla para cosas importantes, aunque sabía que en algún momento debía aprender a hacerlo por su cuenta, por lo que aquel día se dispuso a intentarlo mientras trataba de recrear tutoriales de YouTube.
Estaba tan concentrada intentando que le salga bien su delineado, que se olvidó completamente de un detalle muy importante, su novio y ella hoy habían hecho planes en su casa.
—¡No me sale!— gritó ya frustrada tirándose en su cama— ¿Cómo lo hacen esas chicas para que se vea tan fácil?
Estuvo como una hora intentando que el maquillaje le quede al menos decente, pero era todo lo contrario, parecía un payaso mal maquillado. Después de tanto tiempo intentando seguir los pasos del tutorial a la perfección, no lo logró y se enojó, quizás con ella misma o quizás simplemente se había despertado de malas.
Frustrada dejó todo el maquillaje tirado a un lado, para luego acostarse e intentar relajarse, cerró el YouTube y se fue a sus mensajes, puesto que tenía unos 5 de su amado novio, al parecer estaba tan concentrada en lo suyo que ni se dio cuenta de los mensajes.
—My Darling ♡— (5 mensajes nuevos)
—____, ya estoy yendo a tu casa.
—¿____?
—¿Estás ocupada?
—Si es así puedo ir otro día...
—Ya llegué... ¿Me tendría que ir?
Cuando la chica leyó todos los mensajes de su novio se puso nerviosa y se regañó a sí misma por haber olvidado su cita en casa, ¿cómo podría olvidarse de algo tan importante?
Contestó el mensaje de su novio diciendo que ya saldría, que si la podía esperar unos segundos y fue corriendo desesperada a buscar su desmaquillante, buscando dentro de su bolso de maquillaje, por el otra, por debajo de la cama, por la almohada, por su escritorio, por todas partes, pero sin resultado alguno. ¡¿Dónde había dejado el maldito desmaquillante?!
La chica poco a poco caía más en la desesperación por no encontrarlo, pero solo sabía una cosa, definitivamente no podía dejar que Tamaki la vea así de mal maquillada, moriría de la vergüenza.
Escucha el sonido de la puerta principal abriéndose, suponía que su mamá le había abierto la puerta a Tamaki, lo que la hace maldecirse por tener todo esparcido y mal ordenado, pero ignorando eso para seguir buscando su objetivo, el desmaquillante.
