Una promesa, una simple e inocente promesa que hicieron cuando niños los llevó a volver a encontrarse. Una promesa que los haría volver a hacerse amigos... Y quién sabe, quizás algo más que amigos, pero... ¿Esa promesa los interpondrá en algo?
Tamak...
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—Tamaki Amajiki—
Estaba nervioso e indeciso por no saber en donde llevar a ____ para salir, y como ninguna idea me convencía decidí recurrir a Mirio.
—A ver si entendí, la semana pasada cuando tuvieron su cita descubriste que ____ era la amiga de tu infancia y que antes de que la cita se terminase le pediste salir otra vez pero... ¿No sabes dónde llevarla? Wow Tamaki, no esperaba que la volvieras a invitar a salir, ¡bien hecho!
—Yo tampoco esperaba invitarla a salir... Creo... Creo que fue un impulso de idiotez.
—¿Un impulso de idiotez? ¿Bromeas? ¡Es lo mejor que pudiste haber hecho! Ahora la puedes conocer mucho mejor, ¿no es increíble?
—Supongo, pero... ¿Ahora qué hago? La otra vez siento que lo arruiné y no.... No quiero volver a arruinarlo, aunque ____ dijo que no importaba donde fuéramos, siento que no le va a gustar el lugar y que se va a ir corriendo.
—¿____, salir corriendo? Últimamente haces chistes muy malos, Tamaki.
—¡No estoy bromeando! Mirio... ¿Qué pasa si no le gusta el lugar? ¿O si no le gusta la comida? O quizás no esté cómoda conm...— Mirio me tapó la boca antes de permitirme hablar de vuelta, negando con la cabeza mirándome ¿enojado?
—¡Deja de decir esas cosas! Si ella dijo que no le importa el lugar, ¡es porque no le importa el lugar! ¡deja de hacerte tantas situaciones negativas, piensa en lo positivo y en lo genial que la vas a pasar con ella!
Sería fácil decirlo si fuese tú, yo no soy tan genial como Nejire o tú... Quisiera tener esa confianza en mí mismo, pero no es fácil, Mirio... Para nada fácil, menos cuando todos esperan mucho de ti y eso te empieza a abrumar tanto que no puedes entender a la gente o lo que piensa de ti a tus espaldas, sin saber si dicen cosas buenas o malas de ti... —Eso hubiese querido decir, sin embargo solo me limité a responder con otra cosa.—
—Está bien.
—Ahora que lo entendiste. Ella dijo que no tiene ningún problema en donde ir, ¿no?— asiento—. Bien, entonces ¿por qué no la llevas en un lugar en el que te sientas cómodo?
—¿Pero si a ella no le gusta el lugar?
—No creo que le disguste el lugar, ¿y si la invitas al parque? Mientras comen y hablan, sería como un picnic, supongo— propuso Mirio.
—Puede ser una buena idea... ¿Crees que le gustará?
_¡De seguro le encantará!— declaró Mirio sonriendo como siempre, tan seguro de todo.
—Eso espero...
Luego de hablar un poco más con Mirio, se fue diciendo que tenía que patrullar las calles con el chico nuevo de su agencia. Últimamente teníamos mucho trabajo...
