Una promesa, una simple e inocente promesa que hicieron cuando niños los llevó a volver a encontrarse. Una promesa que los haría volver a hacerse amigos... Y quién sabe, quizás algo más que amigos, pero... ¿Esa promesa los interpondrá en algo?
Tamak...
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Llegó el día y los nervios no habían cesado desde ayer. Me dormí tarde puesto que casi no pude siquiera cerrar los ojos ayer imaginando todos los escenarios posibles que pudiesen suceder hoy, sin duda pensarlos me ponían cada vez más nerviosa. Desperté temprano ya que la ansiedad del futuro me hacía no poder dormir más queriendo que ya venga él, rápidamente me levanté de mi cama sabiendo que no iba a poder dormir de nuevo, fui a prepararme algo para comer, bañarme y limpiar un poco la casa para sentirme un tanto más tranquila.
Mi plan consistía en que cuando Tamaki llegase, ir a mi habitación a ver unas película, al estar menos nerviosa y con al menos una pizca de confianza en mí, le diría que compuse una canción pensando en él. Lo único que podía esperar... Era que él entienda el mensaje de la canción. Natsuki me dio la idea de hacerlo antes y grabarlo ya que probablemente cantarlo me daría mucha pena, pero sin duda quería expresarle mis sentimientos cara a cara, sin ocultarme, aun cuando lo más seguro es que estuviese muy nerviosa.
Sin mucho más qué hacer y con los nervios por todo el cuerpo, me quedé esperando a Tamaki en mi pieza mientras veía alguna aplicación en mi celular. La hora llegaba y los pensamientos cada vez eran más intensos, "¿le gustaré? ¿me rechazará?". Aunque todo eso se esfumó cuando escuché el sonido del timbre; supuse que era Tamaki así que rápidamente fui a abrir y efectivamente, era él. Al tenerlo en frente sonreí por la felicidad de verlo y también para evitar hacer notar mi nerviosismo.
—¡Tamaki, hola! Adelante, pasa, pasa.
—Buenas tardes, con permiso...— entró cambiándose los zapatos para posteriormente seguirme hacia mi habitación.
—Bienvenido a mi cueva— anuncié abriendo la puerta de mi habitación.
Él algo confundido entra, supongo que no esperaba que estuviésemos aquí, quizás creía qye estaríamos en la sala.
—Estamos aquí porque mi mamá está en la sala viendo un k-drama, espero que no te moleste— él niega con la cabeza, dejando sus cosas a un costado—. Bien, espera un segundo, iré a traer algo para comer, ¿quieres?— asiente.
Voy a la cocina para buscar las cosas y volver, estaba nerviosa al pensar que Tamaki ahora estaba en mi habitación... ¿Qué estará pensando ahora? Mientras iba hacia mi habitación con la comida, mi mamá me detiene.
—____, ¿estás bien?— preguntó mi mamá.
—¿Eh? Sí, ¿por?
—No, nada, solo estás... Rara. Cuidado que ahuyentas al muchacho.
—¿Ah? ¿Estoy fea acaso...? ¿Qué es? ¿Mi cabello? ¿Mi cara? Eso no lo puedo arreglar...— susurré lo último para mí misma.
—No, tonta. Solo pareces muy distraída, estás muy linda. Ahora vete y no molestes con mi k-drama.
