1.- Adolescentes

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Jane, 17 años (Actualidad)

Ser adolescente es un asco.

No hay que ser muy listo para saber las razones por la que ser adolescente es horrible. ¿En serio tengo que decirlas? Puede que sea la etapa más «hermosa» en la vida de un ser humano, pero, en mi vida es un maldito dolor en el culo, aunque entiendo el por qué lo romantizan tanto, es decir, no tienes que trabajar, tus padres te dan dinero, se preocupan por ti en exceso, no sientes la presión que siente un adulto, y ya no eres un niño. Pero esa es la cuestión: eres demasiado joven para unas cosas y lo suficientemente grande para otras. Tienes más libertad, pero aun tienes una cuerda atada a tu cuello que se aprieta cada día más, ahogándote, sin dejarte respirar esa supuesta libertad.

Por no hablar de los cambios hormonales, pero ese es un tema muy aparte.

No sé porqué mamá dice que ésta fue la mejor etapa de su vida, si ni siquiera disfrutó su adolescencia gracias a que yo llegué "milagrosamente" a su vida y como una "bendición inesperada".

Que manera tan sutil de decirme que no se cuidaron y no tuvieron más opción que tenerme.

Tal vez las personas no piensan sobre lo horrible e infame que es esta etapa de la vida tan a menudo como yo lo hago, mientras es una noche tan tranquila y pacífica que probablemente está diseñada para darte el significado de la vida y por qué es tan importante estar vivo, o alguna mierda como esa. Pero yo lo hago, pienso mucho sobre cuánto odio mi vida mientras miro las estrellas y la canción 'Young Forever' de BTS suena en mis oídos, a través de mis audífonos. Es un poco irónico que suene dicha canción mientras pienso en lo horrible que es ser joven.

Observo las estrellas en esta calurosa noche de verano, la luz es reflejada en pequeños puntos luminosos por todo el cielo oscuro. No hay ni una sola nube y agradezco a la estación en la que estamos por este hecho tan maravilloso, que me permite observar el cielo, acostada sobre el sofá esponjoso que queda justo en mi ventana. La ventana abierta, noche luminosa y cálida, buena música sonando en mis oídos y pensamientos autodestructivos en mi mente.

Una noche perfecta.

No hay frío, a pesar de vivir en uno de los estados más fríos del país, así que puedo estar acostada tranquilamente en esta posición sin que nada me moleste. Solo yo y mis pensamientos sobre cómo odio ser adolescente y mi constante deseo de ya ser una adulta.

O tal vez de morir…

—¿Qué carajos haces?

Me siento rápidamente al escuchar la voz de mi mamá. El movimiento brusco me marea un poco, no se por cuánto tiempo he estado acostada mirando hacia las estrellas, meditando sobre la magnitud de mi vida diminuta. Retiro los audífonos de mis oídos y apago la música.

—Estoy jugando fútbol, ¿quieres jugar? —respondo de manera sarcástica.

—¿Otra vez viendo las estrellas y analizando todo como una asocial? La cena está lista —prende la luz y la claridad ciega mis ojos. ¡Por qué hacen luces tan fuertes!—. Además, ¿Travis no iba a venir a cenar y después iban a salir?

Sonrío ante la mención del nombre de mi mejor amigo de toda la vida.

—No quiero salir.

Pará mí es muy difícil salir de la habitación, mucho peor salir de mi casa.

Mamá me sorprende cuando me lanza un cojín a la cara. Bufo cuando la tela golpea mis pestañas que demoré como 15 minutos intentando que tengan el rizado perfecto.

—Jane, es tu último día de verano en tu último año. ¡Sal!

¿Cuándo se ha visto que una mamá le ruegue a su hija a que salga? Bueno, mamá no es convencional, y de hecho siempre me insiste a que salga de fiesta, conozca a chicos y que tenga una vida "social" muy activa.

Mi Mejor Amigo (AD #1) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora