Capítulo Especial

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El día después de la boda

Travis, 18 años

Estoy nervioso.

Mi rodilla rebota de arriba hacia abajo, demostrando mi ansiedad mientras el taxi nos acerca a la casa de Jane. Mi nov...  esposa, por otro lado, luce como si estuviera a punto de romper a llorar.

El nerviosismo en Jane es evidente, no sólo está nerviosa, luce incluso asustada.

Sus mejillas adquieren un color pálido, a diferencia del color carmesí que siempre la ha caracterizado. Aún lleva la almohadilla para el cuello que utilizó en el avión y estoy seguro que ni siquiera recuerda que la está llevando. Muerde su labio inferior de vez en cuando, entrelaza sus dedos, los deja libres y luego los vuelve a entrelazar, repitiendo el proceso una y otra vez a medida que nos adentramos a los suburbios y la casa de Jane se encuentra a sólo una manzana de distancia.

Quisiera reconfortarla, decirle que todo estará bien, que no tiene por qué estar nerviosa, pero no puedo hacerlo cuando me encuentro igual de ansioso.

Su madre no sabe que fuimos a Las Vegas.

Mucho menos que nos casamos.

Joder, ¿qué carajos vamos a hacer?

Antes de que pueda encontrar una respuesta, el taxi se detiene fuera de la casa de Jane. Le pagamos al taxista, sin embargo, ninguno de los dos se baja o hace ademán de moverse, y el señor de cincuenta años nos mira, levantando una de sus cejas.

—¿Piensan bajarse alguna vez o necesitan otra vuelta?

Jane hace una mueca al escuchar el tono del chófer, así que tomo la mano de Jane y ambos nos bajamos del taxi. El vehículo arranca ni bien cerramos la puerta y ambos miramos la casa de Jane con terror, como si de una casa embrujada se tratase.

Jane entrelaza sus dedos con los míos y ambos esperamos a armarnos de valor, pero al pasar dos minutos, el valor no llega.

—Travis —me llama mi esposa.

No la miro, estoy demasiado asustado mirando la casa.

—¿Hum?

—Estoy asustada.

—Yo también.

Ella me mira con sorpresa y el terror se intensifica más en ella.

—¿Cómo le explicaré a mi madre que me casé a los 18 años, Travis? —se queja.

—No lo sé, Gafitas.

—Tengo una idea —dice y eso me hace dejar de mirar la espantosa casa y mirarle a ella—. No tenemos por qué decirlo.

Le doy una mirada de advertencia porque no me gusta a qué dirección está yendo con eso.

—Jane...

—¡Nos matará a ambos! —refunfuña—. Se enojó tanto cuando me pediste matrimonio en mi cumpleaños, además, estaba planeando la boda para dentro de dos años, solo... ¿No crees que sería mejor no decirle nada y así poder seguir manteniendo la cabeza en nuestros cuerpos?

Mi Mejor Amigo (AD #1) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora