60.- Cita

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Travis

—No lo puedo creer —Jane me mira entre divertida y asombrada cuando estaciono en el aparcamiento del restaurante francés en el centro de la ciudad.

—Ey, una vez dijiste que querías tener tu primera cita aquí.

—Si, cuando tenía 12 y veía muchas telenovelas —se ríe, sin embargo, me mira con adoración y eso me hace sentir tranquilo—. No creí que lo recordarías.

Me retiro el cinturón de seguridad y tomo su mano.

—Pues mi coeficiente intelectual de 148 me ayuda a recordar cada palabra que sale de tu boca.

—No sé si eso es algo bueno o malo —hace una mueca.

—Depende, pero créeme que la mayor parte son cosas buenas. Es decir, estoy tan jodido y enamorado de ti, que se me hace díficil querer recordar algo malo.

—Vaya, Travis Stone enamorado y jodido, no pensé que este día llegaría —levanta una ceja y la pequeña sonrisa en sus labios se hace presente.

—La verdad es que yo siempre lo supe —digo, mirando directamente a sus ojos—. Siempre supe que serías el amor de mi vida, Jane.

No dice nada, solo me mira con ojos brillantes y yo acaricio el dorso de su mano con mi pulgar, esperando pacientemente a que ella diga algo, lo que sea. No quiero asustarla ni ir muy rápido, pero cuando estoy con ella… simplemente siento la necesidad de decir todo lo que pienso. Todo lo que siento. Cada maldito detalle se lo quiero decir.

Estoy muy jodido.

—Eso… fue… muy lindo a decir verdad —habla por fin, alejando la mirada de mí.

Su timidez me hace sonreír, así que le doy un corto beso a su mano y abro la puerta del conductor después de soltarla.

—Quédate aquí —le digo cuando veo que tomó la manija, dispuesta a abrir su puerta.

Levanta las manos en señal de rendición y no puede evitar reír, cuando salgo del auto y rodeo el mismo hasta estar frente a su puerta. Maldito frío, no han pasado cinco segundos desde que salí del auto y mi respiración ya sale como vapor.

—Hace frío —se queja Jane cuando sale del auto y empieza a caminar por mi lado mientras la miro, ofendido. Ella se detiene al ver que no camino con ella y me observa confundida—. ¿Qué?

—Un gracias sería lindo —frunzo el entrecejo y ella se ríe antes de volver a acercarse a mí y darme un beso en la mejilla, que ella misma se encarga de limpiar la marca de su labial.

—Gracias, Trav.

—Hum… —siento que mis mejillas se calientan y ella sonríe antes de tomar mi mano.

Ambos llevamos guantes para cubrirnos del frío.

Caminamos hacia la entrada y cuando ingresamos al restaurante, respiro con alivio al sentir el aire cálido en mi rostro, en contraste con el viento gélido de ahí fuera.

Un encargado nos pide nuestros abrigos y también dejamos nuestros guantes y bufandas antes de que nos guíe a nuestra mesa. El camarero hace el ademán de abrir la silla de Jane para que ella se siente, pero lo detengo y me mira con entendimiento antes de hacerse a un lado.

—Por Dios —Jane sonríe, sin embargo, se sienta y empujo su silla.

—¿Ahí está bien? —pregunto.

Ella asiente con su cabeza, mirándome de reojo.

—Si, Trav, está perfecto.

Me separo y voy a mi asiento a su lado, no me pasa desapercibida su sonrisa, pero está sonrojada, al igual que yo.

Mi Mejor Amigo (AD #1) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora