67.- Anillo

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Bueno, pues hace tiempo que no escribía un capítulo picantillo, así que… 7u7

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Jane, 18 años

Febrero

Siento la boca húmeda de Travis en mis hombros desnudos, dejando besos calientes por toda la zona que me hacen reprimir un gemido. Intento ocultar mi sonrisa y seguir haciéndolo creer que estoy dormida, pero fracaso visiblemente.

Sonrío y abro mis ojos, cuando sus besos suben a mi cuello y lo siento ponerse sobre mí, apoyando su peso en sus codos, pero pegando unas zonas bastante interesantes de su cuerpo a otras zonas interesantes de mi cuerpo. Estoy acostada boca abajo, mi pecho desnudo contra la cama. Gimo cuando siento sus labios en mi oreja, haciéndolo saber que no estoy dormida.

De hecho, estoy muy despierta.

—Feliz cumpleaños, mi amor —susurra y su aliento me da escalofríos.

—¿Qué hora es? —pregunto y jadeo cuando siento su erección en mi trasero.

—Media noche —retira el cabello de mi rostro y lo hace para un lado, me retuerzo cuando besa mi mejilla suavemente—. Quería ser el primero en felicitarte.

Toma mi barbilla y gira mi rostro hasta que tengo sus labios sobre los míos y su lengua no pierde tiempo. Me besa hasta que me deja sin aliento, hasta que ya no siento ningún tipo de vergüenza y meneo mi trasero para sentir su erección. Ambos gemimos por el contacto.

Me apoyo en mis codos sobre la cama y arqueo la espalda para facilitarle mi boca. Cada roce hace que la temperatura aumente y ya siento el deseo palpitando en mi bajo vientre.

Travis deja mi boca, ambos jadeando, pero no me deja protestar por mucho tiempo cuando sus labios regresan a mi hombro y va bajando por la espalda. Me encuentro expectante y cierro mis ojos, mientras abro mis labios, en busca de aire.

Mis pulmones se sienten pesados a medida que sus labios bajan por mi espalda, y gimo cuando toma mi trasero con ambas manos.

—Travis —gimo y él me muerde una nalga, cosa que me roba una sonrisa —Auch —sin embargo, eso envía escalofríos por todo mi cuerpo.

—Este es mi regalo —volteo a mirarlo y veo que está sonriendo, mirando mi trasero con hambre.

—Lo dices como si no me comieras nunca —a pesar del calor del momento, le tomo el pelo.

—Lo hago, y me encanta.

Sus palabras me hacen sonrojar y gimo bajito cuando siento su lengua ahí, lamiéndome desde atrás.

Apoyo mi cabeza en la almohada, jadeando de placer y suplicando con voz corta que no necesito esto. Estoy lo suficientemente húmeda como para querer ser follada en este momento sin ningún tipo de juego previo.

—Oh, Dios —murmuro.

Su lengua se mueve en un ritmo que jamás lo había sentido. Es rápido, carnal, nada tierno. A pesar de todos nuestros encuentros sexuales, que han sido increíbles, él siempre ha sido tierno, siempre me ha tratado con cuidado.

Mi Mejor Amigo (AD #1) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora