58.- Ventana

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Travis

Bruce termina su cigarrillo y lo lanza al suelo antes de pisarlo. Estamos en la terraza, esperando a que ambas tengan su momento madre e hija a solas, que hablen todo lo que tengan que hablar.

Me arrimo en el barandal, sintiéndome nervioso por lo que pueda estar pasando ahí dentro.

—Christy no es… mala, ¿de acuerdo? —empieza a decir—. Ella ha intentado mantener a su hija y a todo el mundo a raya de sus secretos. A pesar de ser siempre relajada y divertida… le encanta mantener todo controlado, pero eso es por una razón.

—No es excusa para lo que hizo —digo, molesto y lo miro—. Es decir… mierda, es su madre y ella sabía que Jane no ha estado del todo bien durante mucho tiempo.

—Lo sé, pero creo que muchos factores tienen que ver aquí. El embarazo, cambios hormonales… nunca he entendido del todo a Christy, lo único que sé es que se merece trabajar para recuperar la confianza de su hija.

Me paso la mano por mi cabello cubierto de pequeños copos de nieve.

—Bueno, pues creo que a Jane le tomará tiempo —no puedo evitar formar una mueca—. Acaba de tener un colapso nervioso.

—Lo sé —suspira, jugando con su encendedor—. La verdad es que no le veo solución a esto, pero tengo fe en Christy. Fue la que lo solucionó todo a decir verdad, solo espero que también solucione esto.

No digo nada y solo asiento, sabiendo que es completamente verdad. Sin Christy… yo no pudiera estar aquí.

Me da un golpecito en la espalda, antes de tomar su teléfono que ha vibrado en su bolsillo y mirar la pantalla.

—Ven, ya han terminado.

Camino dentro del edificio otra vez hasta ir a la puerta de mi apartamento y abrirla. Lo primero que hago al entrar, es mirar a Jane y asegurarme que está bien. Ella tiene sus ojos inyectados en sangre y lágrimas frescas aún en sus mejillas, que limpia rápidamente con un pañuelo que le da su madre. La misma que la mira preocupada. Bruce cierra detrás de él y mira a Christy de la misma manera que yo miro a Jane.

—¿Estás bien? —le pregunto a Jane y ella me mira por unos instantes antes de asentir.

—¿Qui… Quieres volver a casa? —pregunta su madre tímidamente, acariciando el cabello de su hija.

—No —murmura Jane en voz baja antes de mirarme.

Al parecer se pierde la desilusión en los ojos de su madre, pero yo no.

—Creo que… Jane podría quedarse unos cuantos días —digo, dirigiéndome hacia Christy y ella me mira como si me hubiera vuelto loco—. No quiero aprovechar la situación, espero que no se malinterprete, Christy, pero creo que Jane necesita alejarse por un momento de casa y poder pensar con tranquilidad sin ese tipo de presión.

Jane también me devuelve la mirada, pero con atención en vez de recelo.

—¿Y Mariano? —pregunta, la preocupación llegando a sus ojos.

Su madre la observa ofendida, pero no dice nada. Intento no sonreír ante eso.

—Podremos… traerlo, si quieres.

Jane mira de reojo a su madre, a quien se le suaviza la mirada.

—¿Quieres quedarte? —acaricia el cabello de Jane con suavidad.

Jane me sorprende cuando asiente sin pensarlo.

—Si… si no hay ningún problema, claro —me mira y yo no puedo evitar reprimir mi sonrisa.

Mi Mejor Amigo (AD #1) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora