C2

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Me desperté con el sonido del móvil, un número que no conocía estaba llamando.

- ¿Diga? ¿Quién es? - pregunté medio dormida.

- Mary, soy Jace, le pedí el número a Celine cuando vino ayer al restaurante, solo quería comprobar si lo apunté bien, siento si te he despertado – dijo.


Miré el reloj, eran las cinco de la mañana

.- No, no me has despertado, soy un vampiro, no duermo nunca. - contesté con ironía.

Él rio y me preguntó:

- ¿Te apetece desayunar conmigo?, yo invito.

- ¿Ahora?, bueno, vale.

- Nos vemos en media hora.


Colgué y me vestí rápidamente, ¿por qué estaba tan nerviosa?, solo iba a desayunar con él. Me puse lo primero que pillé y me arreglé, bajé las escaleras justo cuando él llamó a la puerta, abrí y lo saludé con una sonrisa en el rostro.

- Buenos días - dije.

- Buenos días, señorita - me dijo él.


De camino al restaurante estuvimos conversando, le conté un poco de mi infancia, incluida la muerte de mis padres. Cuando llegamos, vi que no era el restaurante de Isabel, sino otro más grande y lujoso con una gran fuente en el centro, nos llevaron a nuestras mesas y pedimos, después, seguimos hablando.

- Bueno, ¿te gusta ver películas? - me preguntó.

- Si, bueno, prefiero leer, pero me encantan las películas de terror. -contesté.

- ¡Vaya! Tenemos gustos muy parecidos- me dijo.

- Vamos a hablar de defectos, ¿Cuáles son los tuyos? - le dije, intuyendo ya lo que iba a responderme.

- ¿Los míos? Por dios, yo soy perfecto. - me contestó riendo.

Nuestra charla fue interrumpida por la llegada de la comida.


Después de comer, nos fuimos a dar un paseo por el parque que estaba al lado del restaurante. Cuando llegamos, había niños jugando con sus padres y en el estanque, algunos patos nadando.

- Esto es hermoso, me da tanta paz. - dijo Jace.

- Pues sí, es el paraíso, me da algo de nostalgia. –le dije.

- Bueno, el paraíso es algo muy subjetivo, cada uno se lo imagina a su manera- dijo él.

- ¿Tú crees en algo? - le pregunté.

- En mi mismo ¿Y tú? - me dijo, mientras yo observaba como sus alborotados cabellos revoloteaban alrededor de su rostro debido al viento.

- En lo único que creo es en el destino. - dije, y continuamos paseando en silencio.


De vez en cuando lo miraba pensando en lo hermoso que era, estuvimos hasta que anocheció en el parque, ni siquiera nos acordamos de almorzar, por lo que, cuando llegamos a mi casa, estaba hambrienta.


Al entrar en el salón, encontramos a mi abuela viendo series de crímenes en la televisión.

- Hola abuela, te presento a Jace, el chico que te ayudó con la compra, es un buen amigo mío. – le dije.

- ¡Ah! Sí, lo recuerdo perfectamente ¿Qué tal hijo? – dijo ella.

- Bien, señora, ¿y usted? – contestó el.

- Muy bien, no sabía que mi nieta tuviera amigos tan guapos y educados. – dijo.


Sonrojada, fulminé con la mirada mi abuela, quien me guiñó el ojo. Jace me miró de reojo, sonriendo, y le dijo a mi abuela:

- Su nieta también es muy guapa, ¿le importa que coma hoy aquí con Mary?

- No, no, ya he comido, he dejado hamburguesas hechas, me voy a lo de nuestra vecina Carmen, he de hacerle un jersey para su hija. - respondió ella, acto seguido, se fue.


Comimos viendo CSI Miami y nos pusimos a leer. A las once más o menos, él interrumpió la lectura, me miró y dijo:

- Oye, debería irme, ya es tarde y mañana tienes clase.

- Tienes razón, gracias por el día de hoy, tenemos que repetirlo. – dije.

- Claro, cuando quieras. – dicho esto, se fue.

Esa noche soñé con él, con sus cabellos y ojos áureos, su amplia sonrisa y su gran sentido del humor y, por primera vez, deseé que no se hubiese ido.

Magizard. Un giro inesperado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora