El día siguiente, me desperté sintiéndome distinta y muy feliz, mi corazón estaba acelerado. Al girarme, vi a Jace durmiendo, con su cara angelical mirándome. Con cuidado de no despertarlo, fui a darme una ducha para despejarme. Al volver, Jace estaba mirándome con una sonrisa en la cara.
- Buenos días, mi amor. ¿Cómo estás?
- Buenas, estoy muy bien, gracias, ¿te he despertado?
- No, tranquila. Entonces, ¿cómo te sientes? – me dijo con una sonrisa pícara.
- Perfectamente, como nueva. – le dije, mirándolo y admirando su belleza. Me acosté con él y le di un beso.
Me quedé mirándolo, sabiendo que con él nunca me faltaría nada y sería muy feliz. Poco a poco, sin darme cuenta, me fui quedando dormida.
- Despierta, dormilona. – me dijo Jace en voz baja. Cuando desperté, estaba de pie con una bandeja con mi desayuno.
- ¡vaya! Qué caballeroso. – le dije cogiendo la bandeja y empezando a comer.
- ¿Están ricas las tortitas? Las he hecho yo ¿eh? Para que no te quejes de que no te hago de comer. – me dijo.
- Están muy ricas. Señor cocinero, cocina usted muy bien. – le dije sin parar de comer.
- ¿Más ricas que yo? – me preguntó.
Lo que me hizo reír a carcajadas y casi atragantarme con la comida. De pronto, alguien llamó a la puerta, me tapé con las sábanas.
- Adelante. – dije con la boca llena.
Eran Isabel y Natalie, con dos vestidos hermosos.
- Mañana es mi graduación, ¿os gustan nuestros vestidos?
- Sí, son preciosos, ¿tenéis ya todo listo? – dijo Jace.
Sí, te he comprado un traje de chaqueta negro y a ti, Mary, unos zapatos que combinan con el vestido que te regaló Jace. – dijo Natalie dándonos la ropa.
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Magizard. Un giro inesperado.
FantasyMary, una chica que vive con su abuela desde que perdió a sus padres, se siente perdida, vacía y en una constante búsqueda de encontrarse a sí misma. Un día, su mejor amiga Celine y ella entran en un restaurante, donde conocen a un joven camarero...