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Decidí ir a dar un paseo por los alrededores del hotel, le dejé una nota a Jace para que no se preocupara y salí del hotel. Caminé sin rumbo fijo, simplemente quería explorar aquel lugar tan fascinante, fui a un parque en el que había varios niños jugando con sus padres. 

Me senté en un banco nostálgica, pensando en mis padres y en como jugaban conmigo, pues, aunque casi siempre estaban ocupados, encontraban la forma de pasar tiempo junto a mí y hacer que fuera la niña más feliz del mundo

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Me senté en un banco nostálgica, pensando en mis padres y en como jugaban conmigo, pues, aunque casi siempre estaban ocupados, encontraban la forma de pasar tiempo junto a mí y hacer que fuera la niña más feliz del mundo. 

A mi mente vino la casita de muñecas que hice con mi madre cuando solo tenía cuatro años, la casa del árbol en el jardín trasero de la casa donde vivíamos y más recuerdos felices y a la vez dolorosos que formaron parte de mi infancia. 

"Mi vida ha dado un giro inesperado, creo que soy la única chica de 17 años que tenga que asimilar que su mundo ha cambiado por completo de la noche a la mañana, la pérdida de mis padres, mudarme de Washington a Nueva York, los Magizards, etc. Al menos tengo gente que me ayuda a afrontar todo esto." pensé. 

Estuve un rato más mirándolos y luego decidí ir de vuelta al hotel, deseando que Jace siguiera dormido para poder observarlo, me daba paz verlo dormir y, además, era la única forma de poder mirarlo sin tener que decir nada y sin que me pillase mirándolo, lo cual me daba mucha vergüenza. Llegué muy rápido, gracias a mi buena memoria fotográfica.

La puerta de la habitación estaba entreabierta, la abrí y escuché el sonido del agua proveniente de la ducha. Pensé que era Jace, lo cual me extrañó, pues se había bañado hace poco. Decidí esperarlo sentada en la cama, pero cuando salió vi que no era Jace, sino Isabel. La miré extrañada y ella me dijo sonriendo tímidamente:

- Hola, he venido a visitaros, y a felicitarte, claro. No sabía que era tu cumpleaños hasta que Jace me lo dijo, pero como os veníais a Nueva Jersey no he querido molestaros, al llegar no había nadie y he pensado que podría darme una ducha. Por cierto, ¿dónde estabas? ¿y dónde está Jace?

- Yo estaba dando un paseo y en cuanto a Jace, ni idea, lo dejé durmiendo. – le respondí.

- ¿Durmiendo? ¿Quieres decir que habéis dormido juntos? ¿Estáis saliendo? ¿Vais en serio? – me interrogó.

Sentí como me sonrojaba ante tantas preguntas e intenté responderle lo más tranquila posible, intentando que los nervios no se me reflejasen en la voz.

- ¿A qué pregunta respondo primero? Sí, lo dejé durmiendo, ya te lo he dicho. Sí, hemos dormido juntos, sí, estamos saliendo y sí, vamos en serio, creo.

- ¡Genial! No sabes cuánto me alegro por vosotros, estáis hechos el uno para el otro, desde aquel día en el restaurante, mi primo no ha dejado de hablarme de ti. Ambos sois muy afortunados.

- Sí que lo soy. – dijo una voz desde la puerta, era Jace con una caja envuelta en papel de regalo en las manos. Vino hacia nosotras, me besó, saludó a su prima y me dio la caja, yo la cogí nerviosa.

Al abrirla, pude apreciar su contenido, era un vestido verde agua con un escote en la espalda, me pareció hermoso.

- Es precioso, me encanta. – le dije, mirando atónita el vestido.

- He pensado que te gustaría, puedes ponértelo en cualquier ocasión, debe de quedarte precioso, estarás simplemente perfecta. – me dijo.

- Podrías ponértelo en mi graduación. – dijo Isabel.

- Buena idea. – dijo Jace.

- Sí, buena idea, estoy deseando ponérmelo.

- Vamos, pruébatelo. – me instó Isabel.

 – me instó Isabel

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Magizard. Un giro inesperado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora