Cuando desperté al día siguiente, estaba lloviendo. Pensé en todo lo que había perdido de clases por culpa de la guerra y en que tendría solo un verano para recuperarlo. La directora del instituto, Rebecca, me había dicho por teléfono que me daría una oportunidad para no repetir, así que cogí los apuntes necesarios y los materiales y me puse a estudiar sin parar. Mandé un mensaje a mis amigos y a Jace, avisándolos de que apagaría el teléfono.
Estuve estudiando dos meses seguidos, sin apenas comer, solo desayunando y sin salir de casa ni ver a nadie excepto a mi abuela. Las únicas asignaturas que apenas pude estudiar fueron alemán y latín, pero no me importaba. En septiembre me dieron las notas de los exámenes, lo aprobé todo. Fui a ver a Jace para celebrarlo, no lo había visto en todo el verano, excepto unas pocas veces desde la ventana, por lo que estaba ansiosa.
Cuando abrió la puerta de su dormitorio, se sorprendió de verme.
- ¿Quién eres? ¿Te conozco? – me dijo un poco molesto.
- He aprobado casi todo, podrías alegrarte por mí, al menos. – le dije.
Él me abrazó y me invitó a pasar.
- Me alegro por ti, es solo que te he echado mucho de menos.
- Lo sé, yo también te he echado de menos, pero esto es muy importante para mí, necesito sacar nota alta para medicina.
- Lo sé. – dijo sentándose en la cama, yo hice lo mismo.
Apoyé mi cabeza en su hombro y él me rodeó con sus brazos, hablamos sin parar y nos dimos todos los besos que no pudimos darnos ese verano. Después, nos pusimos a leer, como siempre solíamos hacer. Cuando estábamos juntos era leyendo o en la playa, lo cual me agradaba, pues, aunque a él no le gustaba tanto leer, demostraba que entendía mi amor por la lectura.
- "Soy más de leer a las personas" – me había dicho un día, poco antes de la guerra.
Poco a poco, se hizo de noche.
Cuando iba ya por la última página, empezó a besarme el cuello, subiendo hacia mis labios, sus besos eran suaves, me besó toda la cara mientras me acariciaba con sus pestañas, hizo que se me erizase la piel. Me quitó el libro, entrelacé mis manos con las suyas, subí mis manos por sus brazos, hasta llegar a la nuca, acto seguido, él me agarró por la cintura. Los besos se volvieron más apasionados y largos, empezó a desabrocharse la camisa, la cual se le resistió bastante, haciéndonos reir, mientras tanto, yo me quitaba la camiseta y le bajaba la cremallera del pantalón. Pronto, nos quedamos sin ropa, piel con piel. No dejó de besarme en ningún momento.
Aquella noche, al fin, me hizo suya.
( Dejo que vuestra imaginación trabaje) ;)
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Magizard. Un giro inesperado.
FantasyMary, una chica que vive con su abuela desde que perdió a sus padres, se siente perdida, vacía y en una constante búsqueda de encontrarse a sí misma. Un día, su mejor amiga Celine y ella entran en un restaurante, donde conocen a un joven camarero...