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Después de dos horas de película, Jace y yo nos fuimos a mi casa, mi abuela no estaba, así que nos pusimos a leer mientras escuchábamos música. De pronto, empezó a sonar una canción de piano, entonces, él me cogió de la mano, obligándome a levantarme y nos pusimos a bailar.

- Gracias por hacerme el hombre más afortunado, te amo. – me susurró al oído.

- Yo también te amo. – le dije.

Nos interrumpió el ruido de una cerradura, era mi abuela, llegando de comprar con la vecina.

- Hola niños, ¿habéis cenado? – preguntó.

- No señora, pensábamos pedir una pizza. – dijo Jace.

- Me apunto. – dijo ella entusiasmada, entrando en la cocina para dejar los recados.

- ¡Vaya!, tu abuela mantiene su espíritu joven. – me dijo Jace.

- No le queda otra, con la muerte de mi padre, perdió a su único hijo y mi abuelo murió hace cinco años de cáncer, soy la única familia que le queda. – le expliqué.

- Pobre, perder a alguien es duro, pero he oído que no hay peor pérdida que la de un hijo. – se compadeció.

Al poco tiempo después de cenar, Jace se despidió y se fue al castillo.

Esa misma noche, recibí un mensaje de Isabel: 


"Han aprobado la guerra".

Magizard. Un giro inesperado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora