Capítulo 22

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Narra Hugo

Eva me llamó y me acosté a su lado y la abracé, estaba muy sensible y se que esto nos va a afectar mucho pero lucharé para no separarme de ella.

El doctor llegó a los minutos, haciéndome salir al pasillo mientras el revisaba a Eva, en ese momento llamé a mi madre para contarle cómo iba todo. Me cogió el teléfono llorando y era lo que me hacía falta a mí para llorar yo también. Lloramos juntos en la llamada y colgué cuando el médico salió de la habitación.

Médico: Hugo.... Eva físicamente está perfecta, solo tiene dolores como es normal, pero mentalmente no lo está, no sabemos cómo se siente ni nunca lo sabremos es un sentimiento único de las madres que pierden a sus bebés, aquello que ha estado creciendo en su vientre y a lo que se le coge cariño muy pronto. Sólo te quiero decir que va a ser muy duro, que tengas paciencia estoy seguro que lo superaréis. Si necesitáis algo no dudes en llamarme, tengo una clínica en las afueras de psicología, he tratado muchos temas y podéis llamarme, te dejo mi número en esta tarjeta.

Me tendió una tarjeta con el nombre de su clínica, la calle y el número yo solo pude abrazarle en señal de agradecimiento, yo también lo estaba pasando muy mal y me salió del alma.

Entré dentro de la habitación y Eva intentaba levantarse pero no podía.

Hugo: Espera que te ayudo amor.

La agarré de la mano y la ayudé a levantarse, pero fue en vano ya que se rindió y se volvió a sentar agobiada por la situación.

Eva: Hugo, es que no puedo...

Hugo: Claro que puedes, eres muy fuerte  Eva.

Eva: NO HUGO, no puedo por favor para.

Me alzó la voz y me senté en la silla un poco alejada de ella, empezó a llorar con la cabeza agachas.

Eva: Lo siento....

Hugo: No me pidas perdón por eso, pero déjame ayudarte no quiero que estés mal.

Eva: Me traes mi bolso?

Hugo: Si.

La ayudé a vestirse y volvimos a casa con una silla de ruedas y un bote de pastillas.

Ana: Eva....

En cuanto abrió la puerta se abrazaron mutuamente, se tienen muchísimo cariño y a mi no me puede hacer más ilusión que las dos mujeres de mi vida se lleven tan bien.

Mi madre retiró de su cara las lágrimas que le corrían por la cara y le ayudó a sentarse en el sofá. Después vino a mi y me abrazó, me susurró en el oído que subiera a mi cuarto que tenía que hablar con Eva y así hice, seguro que ella sabía lo que tenía que decirle porque yo ya no sabía que hacer. Aproveché ese momento para llamar a su madre y contarle todo. En la llamada acordamos que mañana estarían aquí de sorpresa para yo poder llevar a mi madre a su última sesión de quimio.

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A

lo mejor mañana os subo otro independientemente de si ha llegado al reto o no pero.... No prometo nada.

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Laura (:

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