Pov. Yuliza
Mire el reloj, casi la siente de la noche, me metí al baño y me duche rápido, Salí y puse en el estéreo mientras la tarareaba la canción de Si no estás conmigo abrí el closet y mire los vestidos, saque uno negro, uno verde claro y uno rojo que me gustaron mas.
Decidí usar el rojo, que era liso y se ajustaba en mi cuerpo, dando un toque de elegante y moderno, me ondule mi cabello y me maquille naturalmente. Hasta que tocaron a mi puerta.
-Delante – dije mientras me puse unos pendientes sencillos.
-¿Estas lista? – pregunto Raúl que tenía un traje, que lo hacía lucir más guapo, era negro y la corbata gris.
-Si – respondí mientras lo seguía viendo desde el espejo, pero ignorándolo como si fuera lo más normal en el mundo que estuviera en mi puerta.
-Bien, te veré abajo… por cierto hermoso vestido.
-Gracias.
Cerró la puerta y sin poderlo evitar una sonrisa broto de mi labios. Ojalá pudiera entenderte del todo Raúl.
Una a una baje los escalones con mis tacones. El trayecto de la casa de Raúl a la de su familia fue… como describirla de lo mas estresante que jamás experimente, las manos no deje de moverlas en ningún momento al igual de tronarme los dedos.
-Deja de tronarte los dedos, se te van a quebrar — susurro Raúl quitando su mano derecha del volante y la posaba en mis dedos entrelazado, separándolos un poco.
-Lo siento… estoy nerviosa.
-No tienes por qué estarlo, son mi familia.
-Es por eso que es tu familia, y tampoco es que seas muy conversador al respecto. Ni siquiera me diste una idea de cómo son, como comportarme.
-Solo… solo se tu misma Yuliza.
-No creo que eso funcione, se supone – dije algo molesta por mentir – que tengo que estar completamente enamorada de ti, que no pueda vivir sin ti, tanto que quiero casarme contigo… y si te tomas un poco de atención no lo estoy. Para mi será difícil fingir amarte.
-A mi no – creí escuchar, pero era imposible, además lo más probable es que mis nervios estuvieran jugando conmigo.
Respire hondo mientras miraba el anillo que “Raúl amablemente me regalo” lo comencé a girar para distraerme. Las rejas de la gran casa, muy imponente para mi gusto se abrieron para que el coche pasara.
Dios mío, solo esperaba que no terminara en un gran desastre. Sentí que el coche se detuvo, mi corazón estaba a ¡mil por hora! ¡¿Cómo podía ser?! Raúl abrió la puerta y me tendió su mano, lo mire preocupante, así que solo ignore su gesto mientras daba un mal paso y me sujeto para que no cayera.
-Gracias – susurré apenas mientras los nervios seguían presente y cada vez más fuertes.
-No hubiera pasado, si hubieras aceptado mi mano – dijo molesto. Me aleje de él lo suficiente como para mirarlo a la cara.
-La hubiera aceptado, si no fueras tú – respondí cruzándome de brazos.
¡Apenas iniciaba la noche y ya estábamos peleando genial!
-¿Qué quieres decir con eso? ¿Qué si fuera el doctorcito ese si lo hubieras aceptado?
-Posiblemente… al menos el no es grosero conmigo.
-¿Ahora me acusas de no tener educación? – pregunto mientras Caminábamos a la puerta de la gran, pero gran casa.
-Tómalo como quieras a mí… - apenas dije pero mis palabras quedaron al aire al ver que la puerta se abría y allí estaba un hombre muy imponente no muy mayor, así que asumí que era el padre de Raúl. Me miro de pieza a cabeza analizándome, mientras que en su cara se formara arrugas y me miraba ¿con asco? La verdad quien sabe, pero sus ojos solo transmitían sorpresa. Hizo un intento de acercarse pero luego sólo retrocedió y miro a su hijo.
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Compromiso a la fuerza.
RomanceImagina que un accidente cambia tu vida y la de un empresario. Esto le paso a Yuliza una teibolera. Ante sus ojos se desata un accidente en carretera, pero no sabe que ese hombre podría cambiar su vida. Raúl un gran empresario sufre un gran accident...