Capítulo 13: Subasta

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Pov. Raúl.

Después de los sucesos de ayer, Daniel había llegado mientras tenia abrazada a Yuliza sin soltarla.

-¿Puedo pasar? – pregunto Daniel desde la puerta de Yuliza.

-Si – dije mientras Yuliza se separaba de mí y se limpiaba las lágrimas que tenia sobre el rostro. – Vamos a mi despacho – camine fuera del cuarto dejando a Yuliza allí sola mientras Daniel me seguía con paso lento.

Sabía que me esperaba apenas cruzáramos la puerta del despacho un gran sermón de Daniel de toda esta situación que le había causado a Yuliza. Pero tenía claro que iba a seguir firme y fiel a lo que había decidido, no quería que lo supiera, porque sabía que me dejaría o me tendría lastima, y era lo que menos quería ahora que… que la quería.

Porque por más que lo negara no podía, la quería y la forma de quererla no era sana. A pesar de que ya me lo había confesado a mí mismo, no me atrevía a confesárselo a ella ni a nadie, aun que Daniel lo intuía no me atrevía a decirlo y no ser correspondido.

El sermón de Daniel duro poco, se centro mas en preguntarme que sentía por ella, que daría por ella y que tan importante era para mí. Solo lo mire y no respondí a ninguna de ella desviando la mirada, no podía mentirle pero tampoco me atrevía a decirle la verdad.

-Sea, lo que sea que sientas por ella – había dicho antes de irse – Díselo ahora que puedes, porque si lo sigues callando, cuando llegue el momento será tarde y la abras perdido para siempre.

Sus palabras me habían hecho pensar más de lo que quería admitir, no podía concentrarme si quiera en los papeles que tenía enfrente.

-¿Entonces le parece bien el hecho de que lo compremos señor? – pregunto uno de los socios de mi abuelo, trate de recordar que había dicho pero no podía. Últimamente cuando teníamos esas juntas estaba tan distraído en cosas personales, cuando tiempo atrás todo era diferente.

Me la pasaba pensando en el trabajo, que mi vida personal no era de vital importancia, no desde que ella había llegado, y se robara cada segundo de mis pensamientos.

-Lo siento, no le estaba prestando atención, tengo muchas cosas en la cabeza.

-Se nota – se escucho desde el fondo de la mesa, no tenía que ser adivino para saber que había sido Daniel. Lo mire y solo le sonreí dándole a entender que le capte a lo que quería decir.

-No se preocupe señor, se está subastando unos terrenos cerca del hotel MIRROR’S que como usted sabe nos lleva la delantera en el negocio y por lo tanto es nuestra competencia y gracias a ellos estamos yendo algo en picada, y por más que hemos renovado no vamos muy bien que digamos. Pero conseguir esos terrenos podría ser una gran ganancia por que servirá estar más cerca de la competencia y podremos hacer grandes lucros con ello.

Pensé en sus palabras, era cierto que era nuestra competencia, pero entre el dueño general de MIRROR’S había mucho más que competencia de trabajo solamente. No nos soportábamos, ni siquiera nos podíamos ver porque nos amargábamos el día. Un odio y un rencor que había surgido de la nada empezando por él. Y no por mí.

Y la verdad era muy tentador eso de comprar los terrenos cerca de allí, tan solo para molestarlo.

-Si, me parece que será una gran inversión comprar esos terrenos, lo malo es que será en una subasta y sé que saldrán caros porque muchas empresas lo van a querer, pero valdrá la pena. Envíenme en uno de los papeleos todo sobre esa subasta.

Con esas palabras di por terminada la junta. Cuando entre a mi despacho me recosté en el sillón  de piel y trate de concentrarme pero no podía, solo de imaginar la cara de Yuliza, cuando lo descubriera lo que estaba haciendo para ella… solo de imaginar su cara, brotaba una sonrisa de mi rostro. Sabía que su paciencia no era uno de sus fuertes y lo demostró mientras discutíamos.

Compromiso a la fuerza.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora