Capítulo 7 : Doctor.

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Pov. Yuliza.

Esas preguntas retumbaban en mi cabeza. Limpie mis lágrimas, ¿De qué servía llorar?, nada solucionaba llorando. Necesitaba una ducha.

Llene la tina y me desvestí dejando cada prenda en el suelo y me metí, el agua estaba caliente y con mucha espuma. Si eso es lo que me faltaba relajarme eran muchas cosas para unos días. Cerré los ojos recordando cuando mi vida tan solo era de una adolescente que no necesitaba más, la que no tenia preocupaciones por la vida, la que su madre se encargaba de todo y me hacía sentir feliz.

-¿No vas a almorzar? - pregunto mi madre al verme bajar las escaleras despacio con mi uniforme.

-No, se me hizo tarde.

-De eso nada, come algo, no quiero que te vayas con el estomago vacio Yuls, imagínate mi única hija y que se me desmaye por no comer de eso nada. Así que trae tu bonito culo aquí y siéntate.

-Ay madre por dios, no me va a pasar nada - dije sentándome en la silla y comiendo lo más rápido para irme a la escuela.

-Tengo un regalo para ti - comento mientras comía un bocado de su comida.

-¿Para mí? ¿Qué es? - pregunte con interés.

-Bueno te enteraras cuando regreses de clases, así que movidita, que ya se te hizo tarde y no podre llevarte.

-Si, adiós madre - Salí corriendo de la puerta pero me pare y le grite del otro lado - ¡Mami te amo!

-¡Yo igual!

Cuando la vida era sencilla.

Unas lágrimas brotaron de mis mejillas, eso me pasaba cuando recordaba a menudo a mi madre y como solíamos ser, decir y bromear una junto a la otra. Porque la vida era tan injusta conmigo. ¿Qué le había hecho para que cizañara tanto conmigo?.

Cuando sentí que el agua se estaba enfriando decidí salir de la tina. Busque algo como para ir y venir en la casa. Baje las escaleras y me encontré a Alejandra jugando con mi hermana. Me senté a su lado y apenas me vio mi hermana comenzó a pedirme, la tome en brazos y le di varios besitos.

Salí al jardín mientras llevaba a Alicia conmigo en brazos. Me senté debajo del árbol que tenía un columpio y me senté y a ella la puse en mis piernas, mientras me mecía despacio. El viento pareciese que corría para alcanzarnos y me lo demostraba haciendo volar mi cabello castaño. A veces cuando somos niños lo único que queremos es crecer y ahora que lo soy... solo quiero volver a mi niñez, cuando me sentaba por horas a ver la televisión y no me preocupaba por el dinero, comida, ropa, zapatos, solo pensaba en que jugaría mañana y que juguete tal vez le pidiera a mi madre para que me comprara.

Tal vez fueron segundos, minutos u horas que estuve en aquel columpio pensando en mi niñez y de lo tanto que disfrute a mi madre y que Alicia no lo iba a ser. De que todo lo que hice en mi vida y lo que hago es por ella y su bienestar, que cuando un día ella se levante no tenga las preocupaciones de un adulto. Alicia había caído dormida en mis brazos mientras yo me seguía meciendo. Ver a Raúl... me había dolido, hizo que mi cuerpo se estremeciera y que sintiera que no valía nada. Pero una cosa estaba segura no me volvería a permitir sentir algo similar ni por él ni por nadie.

Seque las lágrimas que corrían por mis mejillas.

-Yuliza - oí su voz masculina detrás de mí. Escuche sus pasos en el pasto. Hasta que estuvo frete a mí. - ¿Estas bien?

¿Bien? Estaba todo menos eso. Pero yo no lo podía culpar por tratar de saciar su masculinidad en su despacho. Yo sobre todo lo debería de saber, por que el trabajo que yo tenía a eso iban los hombres a aquel local.

Compromiso a la fuerza.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora