Pov. Raúl
Pase el día trabajando tratando de despejar mi mente, cada papel que pasaba entre mis manos, mi mente volaba con la información que Yuliza me habían dado, ¡sí! Me había dicho ¡sí!, aun que no sabía porque me emocionaba demasiado.
-Señor, estos papeles quedan pendiente para que cheque.
-¿De qué es? – pregunté mientras prendía mi ordenador para checar los porcentajes de lo ganado en la empresa.
-Son informes señor, recuerde que tiene una junta en diez minutos.
-Sí, deja lo papeles y retírate.
-Con su permiso señor – los dejo en mi escritorio mientras se retiraba, casi corriendo.
Volteé a ver el reloj, que cada vez iba más lento, cheque los informes rápidamente mientras los acomodaba para mi junta, acomode mi traje y Salí de mi oficina con los papeles en mano, faltaban dos minutos para que empezara mi junta y los encargados de las demás empresas estaban allí con sus secretarias. Entre y tome mi lugar como el dueño, si se podía llamar así.
-Buenas tardes.
-Buenas tardes – respondieron al unisonó levantándose, apenas tome asiento, lo tomaron conmigo.
-Muy bien comencemos con la junta.
Comenzaron a mostrarme graficas de cómo estaban las empresas tanto ganando como perdiendo, trate de prestar atención pero era casi imposible pensando en esa castaña con un gran cuerpo.
-¿Está de acuerdo señor? – preguntó una secretaria sacándome de mis pensamientos. ¡Demonios! ¡Ni siquiera estaba prestando atención!
-Eso depende de lo que me estés hablando. – contesté tratándome de zafar, para que no se notara en absoluto mi desinterés en el tema.
-De que necesitamos bajar los preciosos ya que estamos perdiendo cliente en la cadena de hoteles, aun cuando va bien la de los casinos, tenemos que despedir algunos de los trabajadores en los hoteles, ya que esta en picada, con el nuevo hotel que hay enfrente el de nosotros.
-No sé, tengo que checar algunas cosas pero hablaremos más sobre despedir en otro momento has una cinta con mi secretaria.
-Muy bien señor.
-El que sigue.
-Señor esta es del nuevo cabaret que compro usted, lo elegante, va muy bien solo tenemos que modificar algunas cosas para que sea mejor y traiga mejores clientes.
-Me parece bien.
Y así pasaron todos y cada uno de mis empleados, cheque mi teléfono y un mensaje de Mara.
Amor espero y no estés muy ocupado quiero ir cenar contigo, responde.
Te amo.
¡Dios! Como molesta, ignore el mensaje rápidamente y vi como prendían la luz, haciendo por terminado la junta. Me levante con mis papeles, y me fui a mi oficina, mire el reloj y ya era la hora del almuerzo, tome mi chaqueta; tenía que ir a verla, lo necesitaba con una urgencia.
***
Maneje por la avenida que cada vez se me hacía más conocida. Me aparque cerca de su departamento, subí tranquilamente al ascensor y espere. Toque un par de veces el timbre y luego la puerta (a mi quien me decía que ese timbre serbia) hasta que se abrió.
-¿Qué haces aquí? – me preguntó nada más al verme. Vestía un pantalón de piyama y una blusa negra de tirantes, trate de desviar la mirada de sus enorme senos que sobresalían de esa fina blusa, que no dejaba nada a la imaginación era lo más erótico que he visto jamás, no eran como los pechos de Mara que tan solo eran silicona, esos a plena vista eran naturales y eso los volvía más hermosos. Me imagine tocarlos levemente, haciéndola gemir de placer, pellizcarlos hasta que quedaran rojos y saborearlos con mi boca mientras... – ¿Y bien me vas a responder o vas a seguir como idiota mirando mis senos? – La miré. ¡Dios era un maldito pervertido!, pero ella parecía ignorar lo que hace un rato yo estaba haciendo. Como no, ella era una prostituta con años de experiencia, que alguien como yo la viera los senos no era algo del otro mundo.
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Compromiso a la fuerza.
RomanceImagina que un accidente cambia tu vida y la de un empresario. Esto le paso a Yuliza una teibolera. Ante sus ojos se desata un accidente en carretera, pero no sabe que ese hombre podría cambiar su vida. Raúl un gran empresario sufre un gran accident...