Capítulo 3: No importa

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Pov. Raúl

Nuestras miradas se cruzaron por una fracción de segundos, siguió bailando como hace unos minutos. Luego de que terminara la función recogió todo el dinero y se fue a su camerino. Se veía tan hermosa y sensual. Su mirada, sus manos. Quería ser yo quien disfrutara de toda ella. Y no los idiotas que estaban aquí.

- Disculpa - dije acercándome a una de las muchachas semi desnudas - ¿El dueño?

- Esta en su oficina, lo guio - susurró llevándome por un pasillo con una gran puerta de roble - Aquí es - dijo dejándome en una puerta. Toque y escuche que alguien decía desde el otro lado adelante. Pase y estaba un hombre no más grande que yo en su escritorio.

- Señor Raúl - saludo poniéndose de pie tendiéndome la mano - Mucho gusto soy Samuel es un honor que este aquí señor por favor tome asiento - me senté sin dejar de mirarlo - ¿En qué puedo ayudarle? - preguntó algo nervioso, trató de ocultarlo pero era evidente, la verdad es que esa es la sensación que causo a toda la gente por ser tan importante, uno de las personas más influyentes de este país. Parecía autoritario. Pero así son todos, hasta que saco las verdaderas intenciones a relucir.

- Bueno tengo entendido que su mayor atracción o la estrella de este lugar es una tal Mía. - comentó de pronto, para parecer casual, pero directo al grano con lo que quiero saber.

- Sí, señor una de las mejores - dice alabándola.

- Bien... quiero una noche con ella - digo mientras cruzo los brazos y me recargo en la silla, nada cómoda para mi gusto.

- Lo siento señor pero es algo que no puedo hacer, ella es una de las más caras, podría escoger a otra si le parece bien... - ¿la quiere solo para él? Eso era un crimen. ¿O penaba que no tenía el suficiente dinero como para satisfacerme? Que pobre hombre, en qué mundo vivía, y nadie me había insultado de manera más idiota y presuntuosa.

- No. La quiero a ella, no importa cuánto cueste la quiero.

- Señor... - trató de decir ¿otra escusa?

- Nada - afirme totalmente molesto. Me pare del asiento para acercarme a él peligrosamente - La quiero ya, y más te vale que sea ella o hago que desaparezca este lugar en un dos por tres. - él me miro, trago saliva y salió de su oficina. Pude escuchar lo que decía perfectamente. No que no. A veces las personas son tan patéticas.

- Lucia ve a buscar a Mía es urgente ¡pero ya!

- Sí... señor. - dijo la muchacha y pude escuchar como sus tacones resonaban en el piso mientras salía corriendo.

- Señor Raúl la traerá en unos minutos. - contestó entrando en su despacho.

Pov. Yuliza

Salí del escenario completamente agitada, nunca pensé que lo encontraría a él aquí me senté en unas de las bancas de mi camerino para respirar un par de veces tratando de normalizar mi respiración.

- Yuliza - dijo Lucia entrando como un tornado a mi camerino - Samuel te necesita es urgente ponte tu antifaz. - Lucia es una mujer alta, con unas piernas bien esbeltas, el cabello negro largo y rizado, unos ojos negros azabaches.

Caminé nerviosa hasta su despacho. No hubo necesidad de tocar ya que la puerta estaba abierta, entré, ahí estaba el hombre de traje pero con su chaqueta en la mano con su camisa blanca de manga larga arremangado hasta los codos y un poco abierto del pecho dejando ver su buen formado bíceps. Al menos estaba como quería el muy maldito engreído.

-Hola Mía - saludo Samuel - Él es el señor Raúl y bueno el quiere pagar una noche contigo. - dijo con una sonrisa en su rostro, pero yo lo conocía perfectamente como para saber que era forzada.

Compromiso a la fuerza.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora