Pov. Yuliza
No quería levantarme, pero tenía que hacerlo, un ruido provenía de afuera. ¡¿Qué no pueden dejar dormir?! Me levante de un brinco me asome a la ventana. Había varios hombres que entraban y salían de la cocina con plantas y otros construyendo algo en el patio. ¿Pero qué están haciendo? Trate de prestar más atención pero era imposible con la distancia, así que me metí al baño, tome una ducha y me puse una ropa lo más cómoda posible.
Caminando hacia el cuarto de Alicia estaba Raúl con teléfono en mano. Se veía relajado, bueno hasta un punto de no estar gritando con quien hablaba, quería decir que no había problemas hasta que...
-¡Las quiero ya, hazle como puedas! - colgó el teléfono. Como ese hombre podía de cambiar de humor tan de repente, siempre esta de mal humor si las cosas no salen a su gusto. ¿Que la vida no le había enseñado que no es perfecta?, bueno yo lo sabía con el tiempo pero para él, parecía que tenía que ser de una manera no otra. Se veía totalmente informal, tenía unos vaqueros una playera verde. Nunca lo había visto así, se veía más joven la verdad menos sangrón.
Con paso dudoso me acerque a él, mientras guardaba su teléfono en su bolsillo.
-¿Qué están haciendo en el patio? - pregunte parándome frente a él, trate de no sonar molesta por el hecho de a verme levantado, solo curiosa.
-Remodelándolo. - respondió tocando su largo cabello negro, que se deslizaba por sus dedos.
-¿Cómo por qué? - volví a preguntar.
Su mirada era divertida. De plano no me iba a decir.
-Cosas Yuliza, ya lo verás.
Bueno ya lo sabía, baje las escaleras y vi a Alejandra con Alicia en brazos, desayune rápido tratando de averiguar mas sobre el tema, le pregunte a Alejandra, a Rosa e incluso a los trabajadores para nadie me dijo nada. Tenía que estar con la duda constantemente. Subí a mi cuarto con Alicia en brazos comencé a probarle la ropa que Raúl había encargado para ella. Todos se le veían curioso la hacían ver toda una princesa. Ella no paro de reír en todo el rato.
Mientras jugaba con mi hermana vi a Raúl en la puerta parado con un peluche. Alicia apenas lo vio comenzó a llorarlo.
-Es para ti - dijo Raúl entrando al cuarto sentándose a mi lado, mientras le entregaba el oso.
Alicia lo apachurro, lo abrazo, lo beso y finalmente se durmió con el oso.
-Gracias - dije mientras cargaba a mi hermana con el peluche en mano, para llevarla a su cuarto.
-No fue nada. Se ve muy feliz.
-Si - respondí mientras la abrazaba más a mí.
-Me refiero a tu hermana - recalco - a ti no te veo muy feliz.
-Lo soy - afirme - mientras mi hermana este bien, y ella sea feliz, no ha nada más para mí.
-¿No te cansas? - pregunto de pronto Raúl.
-No sé a qué te refieres...
-Me refiero a sacrificar tu felicidad por la de otros. ¿Por qué no piensas en ti por una vez en tu vida?
-Por qué no puedo Raúl - dije molesta mientras abrazaba a mi hermana - Yo no conozco otra cosa, la vida es para sacrificar, tal vez no sea lo correcto pero yo siento que hago lo correcto. Sobre todo si es por alguien a que amo. Si amas a alguien no duele sacrificarte.
-Me hubiera gustado que... no lo sé, pensaras en ti.
-Lo hago, pero no es suficiente, y los "me gustaría" no existen solo la vida, punto Raúl. La vida es así, puede ser cruel a veces, pero te enseña cosas, a la mala o la buena pero te las enseña.
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Compromiso a la fuerza.
RomanceImagina que un accidente cambia tu vida y la de un empresario. Esto le paso a Yuliza una teibolera. Ante sus ojos se desata un accidente en carretera, pero no sabe que ese hombre podría cambiar su vida. Raúl un gran empresario sufre un gran accident...