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Siempre había detestado los parques. Tal vez les guardaba aversión porque mi madre nunca me llegó a uno, o quizá un montón de niños volviéndose locos era demasiado para mi. Fuera cuál fuera la razón, esa noche lo encontré demasiado pasivo como para que me importara.

Teníatantas cosas en las que pensar que al final acababan formando un cuello de botella, volviendo mi mente tan blanca como el papel higiénico. Tal vez ser actriz era mis destino: era la reina del drama. Podría simplemente levantarme y regresar a la casa de Monserrat, pero era demasiado cobarde como para encargarlos luego de la escena.

Ansiaba regresar a casa. Ahora más que nunca. Comencé a pensar en cómo me arrodillaria ante mi padre para rogarle que me enviara a mi país. Y si se negaba, encontraría la manera de volver. Fue allí cuando me di cuenta de que más que estar triste, estaba avergonzada conmigo misma. Tenía los ojos clavados en la arena y las manos bien aferradas alrededor de las cadenas del columpio. Anhelé volver a ser niña y olvidarme de todos los dramas de la vida.

De pronto sentí unas manos en mi espalda que me empujaron. Despegué los pies del suelo y cerré los ojos. El columpio se meció. Miré apenas sobre mi hombro y vi a Jennie detrás de mí. Regresé la vista al frente. Sus manos volvieron a impulsarme hacia adelante y el columpio se meció más fuerte. Al sentir la brisa fría haciendo fricción contra mi rostro, todos los problemas parecieron perder el sentido. Me sentía como una niña otra vez.

Al paso de diez minutos, Jennie me frenó y se sentó en el columpio de al lado. No cruzamos palabra por otros diez minutos. Miramos al frente, a la vacía oscuridad, como si supiéramos lo que el silencio de la otra significaba.

—no quiero que te vayas— dijo Jennie. Me sorprendí de que supiera lo que estaba pensando. Tal vez lo había dicho en voz alta— de hecho, si te vas quisiera irme contigo.

— estás obsesionada conmigo— le contesté, evitando mirar su rostro a cualquier precio— como te dije, ni siquiera sabes cosas sobre mi.

— si eso es lo que crees, tu tampoco sabes nada sobre mi.

— no crees qué estamos sobreactuando?— esperé a que me respondiera. Jennie hundió sus pies en la arena.

— tal vez— respondió luego de varios segundos— pero eso no contesta a mi pregunta. Hace 24h nos besamos. Hace 24h pensé que podría haber algo entre tú y yo. Si crees que todo fue una sobreactuacion, al menos dime. Qué es lo que cambió en ti para que me odiaras tanto?

— no te odio. Lo que pasó fue que...— suspiré. Al menos ella tenía derecho al saberlo— Rose me contó su historia.

Miré a Jennie reaccionar. Ella cerró los ojos, como si acabara de recibir la noticia más decepcionante de su vida.

— ahora entiendes cuándo te dije que nunca sabrías lo qué nos unió?

—yo no soy tan compleja como ella. Desearía tener una historia que contarte y que lograra unirme a tu dolor, pero sólo soy una extranjera demasiado común.

— tonterías. Eres especial.

— duh. Tonta.

— boba

Nos reímos

— no dejes a Rose por mi. Ella no merece perder a su amor. Además, qué es lo que te atrae de mí?

— pues ...

— piénsalo. Piénsalo muy bien esta noche y sabrás la verdad. No vale la pena perder un gran amor cómo Rose por una fantasía como yo

Me levanté del columpio.

— vamos. Regresemos a casa

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•°𝑻𝒂𝒏𝒈𝒍𝒆𝒅°•  JenlisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora