•°𝑻𝒂𝒏𝒈𝒍𝒆𝒅°• Jenlisa

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Es un cap largo, así que si ves un error, no dudes en comentarlo! Gracias. :3

A veces creo que soy una mujer fácilmente secruestrable. O osea, sólo muéstrame algo bonito y confiable y trata de seducirme con unos ajustados jeans negros (como los de Jisoo, obviamente) y me subiré a tu vehículo sin rechistar.

Lo cierto es que comenzaba a ponerme nerviosa, a pesar de los sutiles intentos de ella por hacerme sentir cómoda. Llevábamos casi 15 min en su vehículo y ya habíamos pasado tres distintas cafeterías distribuidas en los flancos de la avenida que conducía directamente a la gran ciudad y sin parar en ninguna de ellas.

Los éxitos musicales del verano sonaban en los parlantes del coche y ella los tarareaba con una voz cruelmente alegre, como los de esos asesinos en las pelis de terror que son capaces de cantar el himno a la alegría mientras te extraen los intestinos.

Nos detuvimos frente del tren justo cuando este pasaba lentamente frente a nosotras. Jisoo le bajó el volumen a la música y aprovechó para desabrocharse el cinturón que más que mantenerla a salvo, separaba sus senos, dejando volar mi imaginación. Me pregunté si eran más grandes que los de Jennie. No... Creo que los de Jennie son un poco más grandes. Y si los comparo con los míos... Bueno... Esto...bien, bien...¡Maldita autoestima!

— hola— me sonrió Jisoo, enmarcando sus bonitos hoyuelitos en su mentón

— hola— contesté casi roboticamente— emm... Falta mucho para llegar a la cafetería?

—no. Está a unas pocas cuadras de aquí.

—ah.

Siguió un silencio incomodo. La calle temblaba ante el peso del increíble tren

— tienes unos ojos muy bonitos y grandes, Lisa.

— son reales— fue lo primero que se me ocurrió decir. Jisoo rió y yo me hundía en el asiento

— tienes novio? No es posible que una chica como tú esté sola.

— no, no tengo. Es decir... Sí. No. Tuve. Era un imbécil. Sigue siendo un imbécil. ¡Lo odio!

— oye, oye. Tranquila. No te sulfures. Cómo era él?

— para qué quieres saber?— le pregunté, sorprendiendome a mi misma por lo agria que sonaba mi voz. A ella no pareció importante y se acomodó en su asiento para prestarme toda la atención.

— no lo sé. Pareces la clase de chica sumisa.

— sumisa?

— si. A la qué le gusta ir abajo. Tu me entiendes—me guiño uno de sus ojitos de rayita lo cual se me hacía muy lindo.— a la que acorralan contra la pared y a la que regalan peluches en su cumpleaños

— no soy sumisa— dije apenada— y me gusta ir arriba— eso último no sé por qué diablos lo mencioné. Jisoo se sonrojó un poco. No quisiera imaginar lo que pasaba en su cabeza llena de perversiones.

— a veces es bueno ser la sumisa. Deja que ellos hagan el trabajo. Tú solo recuestate y ¡Arre vaquero! Ajua!— levantó el brazo moviéndolo en círculo como un vaquero con su soga

Ahora era yo la que estaba roja. Jisoo soltó una carcajada y se abrochó el cinturón. Cuando el tren terminó su paso, ella hundió el acelerador y nos lanzamos hacia el frente con tal velocidad que me hundí en el asiento.

Me puse a meditar sobre ser sumisa y recordé (con algo de desagrado) todas las veces que había tenido sexo con Shawn. Shawn... Uhs. Incluso pensar su nombre hace que se me revuelva el estómago. Suena a cualquiera de esos actores y cantantes galanes  y a decir verdad, Shawn queria ser cantante, así que había empezado a ejercitar sus habilidades de mujeriego. El único problema es que yo era su novia en ese entonces. El hilo de mis pensamientos volvió al sexo. Jisoo tenía algo de razón. Me gustaba ir abajo. Mis mejillas volvieron a arder y lancé un sutil grito para tranquilizarme, luego de darme cachetadas.