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-varios días después-

-Jennie-

Definitivamente necesitaba un nuevo corte de cabello. Ya no lograba acomodarlo como a mí me gustaba y su longitud ya pasaba de mis hombros. Nunca me había gustado llevar el pelo más largo, era incómodo, aunque la mayoría de las personas decían que me daba un specto ominoso y casi macabro. Dejé mi cepillo en el tocador y deslicé un poco de brillo labial sabor cereza sobre mi boca, pero realmente no sé para qué lo hacía si no habia nadie quien sintiera su sabor.

Me sentía sola. Quería que alguien me besara. Y sintiéndome patética por ese deseo, bajé la cabeza y me miré al espejo. Las últimas semanas fueron duras y. según Jackson, mi aspecto me hacía lucir mayor de lo que yo era. Y tenía razón; podía notar ojeras debajo de los ojos y mi rostro parecía más delgado que antes.

También había bajado de peso lo suficiente como para que se preocuparan por mí y Monse comenzara a fastidiarme con aburridas visitas al médico.

Pero realmente estaba bien; iba a recuperarme y a supearlo, sólo que en estos momentos me sentía nadando en un océano de autocompasión. Por dentro me sentía morir y lo realmente difícil era mostrar en el exterior el mismo carácter frío con el que todos me conocían... sin embargo no podía negar que extrañaba demasiado a Lisa.

Jackson, quien siempre se quería pasar de listo y me daba mis sesiones gratuitas de terapia, me había dicho que realmente no la extrañaba a ella, sino que, en el fondo, yo quería arreglar las cosas para dejar de sentirme culpable, pues yo sabía que Lisa se había ido por mi culpa. Y entonces me reí porque al fin entendí el remordimiento, que era con lo que ella había estado lidiando.

Habia una pequeña fuerza (llamémoslo una pequeña brizna de fortaleza) que se aparecía en mis ratos melancólicos y me decía que las cosas no se habían torcido tanto sólo por mí, sino que también se debían a la confusión de Lisa, a su torpe deseo de quedar bien con todas las personas y lastimarlas sólo para mantener su consciencia sana. Odiaba a Lisa en esos momentos, pero me bastaba ver una de sus fotografías para entender que aun la quería y que ella era alguien a quien nunca iba a poder tener entre mis brazos.

De alguna manera, sus caricias la noche en la que nos acostamos todavía estaban impresas en mi piel, dándome calor durante las noches, aunque tuviese que ser yo la patética que las simulaba mientras me tocaba el cuerpo con mis propias manos y abrazaba la almohada contra mi pecho pensando que era ella.

Decidi, por un momento, al menos por el día de hoy, abandonar mi deseo de mutilarme un dedo como castigo por lo que yo había causado y sentirme feliz con el resto del universo. Bueno, tal vez podría fingirlo, como había estado haciendo los últimos días.

Me puse una falda corta de cuero, pero al verme al espejo noté que enseñaba mucha pierna, así que desistí a la idea de dejar de vestirme como una ramera para ir de fiesta opté por unos jeans negros y una camisa abotonada. Me hice una coleta de caballo (la primera en muchos años) y bajé a la sala de estar.

El vidrio de la ventana estaba empañado y afuera la lluvia caía ni tan fuerte pero ni tan leve. La casa estaba bajo el reinado del silencio.

Abrí el horno y saqué el pay de manzana casero que Monse le había preparado a Lisa. Yo tenía la tarea de Ilevársela al departamento donde vivía, pero honestamente no quería pasarme por allí a no ser que se estuviera quemando y tuviese que salvar a Lisa de las llamas.

Agarré las llaves y subí el coche de Jackson. Él no lo necesitaba, pues a estas horas de seguro estaría en la cama con su novia. Me sentía feliz por él, que había dejado de ir en flor en flor y finalmente había sido aceptado sus sentimientos. Apenas llevaban una semana como pareja y ya se habían acostado más veces que yo en lo que llevaba del año. Bueno, eso creo.

•°𝑻𝒂𝒏𝒈𝒍𝒆𝒅°•  JenlisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora