-Jisoo-
Tenía ganas de matar a Lisa. Es cierto que suena hipócrita de mi parte después de haber jurado que ella era la chica que me había cautivado; la que cambiaría mi manera de ser y con la que al fin tendría una relación estable, pero... ah! A veces me sacaba de mis casillas! Qué mierda era esa actitud de "tengo un problema, me echo a llorar y después me voy de casa"?. Pensé que ella sería más valiente y madura. ¡Qué cobarde me había salido!
A veces me costaba creer que las personas decidiesen quedarse acurrucadas en un sillón, frustrándose por sus problemas en vez de salir y construir una solución. No aguantaba a la gente depresiva; a los que se escondían debajo de una manta y le rezaban a cualquier santo para que les sacara de sus problemas.
Y lo peor de todo era que Jennie estaba pasando exactamente por lo mismo. Lo noté desde que subió al coche con el cuerpo empapado y la mirada ausente, como una gatita que necesitara protección.
—Estás bien? —le pregunté cuando me detuve en un semáforo. Le miré en silencio durante unos pocos segundos e iba a hablarle cuando ella frunció las cejas y se encogió de hombros.
—S... no.
—Es por lo de Lisa?
—Puede ser —contestó de mala gana y resopló. No sabía exactamente si estaba enojada o triste. Tal vez fuera una combinación de ambos.
—No pierdas la calma, Jen. Ya te dije: nadie se muere de amor.
—Quieres conducir y dejar de sermonearme? Desde cuándo te crees mi consejera?
Respiré lentamente para tranquilizarme. Bien, bien, no necesitaba ser víctima de su mal humor, así que al diablo. Aceleré cuando la luz aún estaba en rojo y ella me dio un golpecito en el brazo a modo de reprimenda.
Me reí al recordar que a Jennie siempre le había aterrado mi manera de conducir. De hecho yo le enseñé a manejar un coche con tal de que en nuestras citas ella condujera; aunque honestamente ella al volante me ponía de los nervios. Jennie se asustaba por todo ¡Todo! Si el coche hacia un ruidito extraño, pensaba que iba a explotar. Si se le apagaba sin razón aparente, juraba que era su mala suerte y que lo había descompuesto. Una vez le hicieron un pequeño raspón cuando una camioneta daba reversa y ella pensó que fue culpa suya y armó un alboroto a la pobre ancianita que conducía esa pick up. Me reí cuando recordé.
—Qué? —me gruñó.
—Nada. Sólo me estaba acordando de cuando te enseñé a manejar y la vez que te pusiste a discutir con esa viejita de la camioneta.
—ª... —se sonrojó de inmediato y yo seguí.
—Recuerdas? Después de que le gritaste, ella te pegó con su bolso y casi te sacó el ojo con su sombrilla. ¡Fue tan divertido!
—¡Cállate! —me ordenó, pero cuando Jennie se molesta y hace sus pucheros luce más atractiva. De todas maneras me callé y la dejé estar. Su estado animico era terrible y además, conociéndola, estaba cerca de su periodo, así que sus cambios de humor iban a convertirla en una gruñona sin remedio.
—Oye, Mandu, arriba ese ánimo—le di un golpecito en la rodilla y ella me miró con un gesto de extrañez—No tienes que sufrir por Lisa y su extraña personalidad. Sólo se tú: la chica fría y distante a la que no le importan los problemas de los demás.
—Parece que a ti no te afecta. Pensé que querías a Lisa tanto como yo.
—Mmm...—me encogí de hombros. Realmente me sentía apenada por las cosas que habia dicho de Jen; pero eran ciertas: ella se volvía una demente cuando andaba de novia... aunque eso también formaba parte de su encanto singular—Sólo trato de que esas cosas no me afecten. No olvido quien soy y si tengo tiempo para estar triste, prefiero usarlo para buscar una solución a mis problemas; y si esos problemas no tienen solución, entonces emplearé mi tiempo en sentirme bien conmigo. Eso es lo que importa, JenJen.
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•°𝑻𝒂𝒏𝒈𝒍𝒆𝒅°• Jenlisa
FanfictionJennie está en una relación con una mujer que la maltrata y, aunque quiere escapar, su gran corazón no se lo permite. Cuando Lalisa aparece, su vida comienza a cambiar poco a poco. Desde picantes momentos en la ducha, hasta secretos contados en la c...