Capítulo 11 Encuéntrame

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—Ah~ aqui estamos otra vez. Es un buen sitio para una reclusión.

Un hermoso hombre de túnicas blancas que reboloteaban en un distante paraje se sentaba en el césped, sus manos acariciaron el suave pasto.

—¿Debería ponerme a coser palos? —Se preguntó a si mismo en tono de burla.

El lugar era como un vasto mundo nocturno con un profundo azul noche que cubría cada espacio, los árboles, las plantas, el único edificio en el sitio, absolutamente todo estaba bañado por los tonos azules de la noche.

El joven observó durante un tiempo el horizonte, contemplando cada espacio de este mundo.

—Es un lugar algo frío, después de todo su nombre es así. Hanshi. Este sitio es como el alma de ese lugar.

«—El lugar dónde decidí permanecer —pensó».

—¿Quién soy? —suspiró—. Mientras esté aquí siempre lo sabré, dentro de la oscuridad soy más consciente de ello.

Se levantó y caminó de vuelta hasta el edificio donde había una habitación sencilla y se acercó hasta un espejo.

—Lan XiChen, ¿Qué haces aquí? —Dijo mientras se miraba fijamente y examinaba sus facciones, el traje blanco era distinto de alguna forma pero la cinta seguía ahí. Luego volteó a verse de perfil, seguía ahí. El mismo Lan XiChen de siempre, pero para él era irreal. Su último recuerdo es una flor brillante en sus manos.

—Desde que tuve uso de razón en esta otra vida siempre aparezco aquí cuando duermo... —Examinó su manga y encontró una pequeña estrella de caramelo—. Es extraño, aquí puedo recordar todo. Pero una vez que despierto ya no hay nada. Solo esa vida. Solo como XiChen.

Lan XiChen jugó un poco con la pequeña estrella en su mano y luego simplemente la tragó. El dulce sabor se derritió en su boca, pequeñas chispas como corrientes eléctricas atravesaron su papila gustativa. Por un momento se encogió de hombros para soportar el repentino golpe de sabor. Como si hubiera pasado un siglo entero sin probar alimento alguno el estridente sabor ácido le recorrió cada parte del cuerpo erizando su piel. Un sabor agridulce que no quiso escupir. Después de un rato se acostumbraría y como un niño pequeño disfrutaría del dulce sabor.

—Medicina para almas. ¿Debería llamarla así? Me hace sentir más ligero y confortable —decía, con el caramelo aún entre la lengua—, uhm... ¿O tal vez es un veneno demasiado delicioso?

El caramelo pasó de un lado a otro en su boca, se formaban cachetes regordetes y suaves cada vez que ocurría.

«—Este es mi primer alimento desde que aparecí en este espacio. —Siguió caminando por el lugar—. Debería aprovecharlo, incluso si es un veneno de almas».

De repente, desde un arbusto un aleteo se escuchó. Lan XiChen volteó a ver la dirección de donde provenía el sonido. El parpadeo de una luz violeta llegó a su vista.

«—Esto me recuerda a "aquella" vez... —mientras pensaba en ello, Lan XiChen se acercó al lugar de donde provenía la luz—, ¿tú también cumplirás alguno de mis deseos?»

El caramelo en su boca terminó de derretirse y abiertamente dijo:

—Ya no necesito más deseos, con que él sea felíz me basta.

Mientras separaba la hierba, su monólogo continuaba.

—En esta vida, ya no le debo nada.

El brillo violeta de una mariposa fantasmal fue lo que encontró, parecía haberse atorado entre la maleza y la espesa enredadera. Incapaz de hallar un camino hacia su destino. Al ver la escena, Lan XiChen cuidadosamente la liberó.

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