Capitulo 34 Extracción de almas

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Wei WuXian se quedó perplejo, incapaz de moverse, sus fuerzas se habian desvanecido y Jiang Cheng se safó fácilmente de su agarre pasando por su lado sin decir más. Pero Wei WuXian tenía algo que decir.

—¡Jiang Cheng!

Al oirlo Jiang Cheng se detuvo un momento sin voltear.

—Buena suerte.

Solo entonces Jiang Cheng volteó con una sonrisa para ver a Wei WuXian también sonriéndole, entonces corrió con mas fuerza huyendo del lugar. A la distancia creyó escuchar por un momento la voz de Wen Qing y la producción preguntando por él; sin embargo, Wei WuXian hizo de farol para evitar que lo persiguieran.

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Ya en la salida vio a LuoXia esperándolo en el estacionamiento. Se acercó a un hermoso automóvil negro y subió al asiento del conductor y le abrió la puerta del copiloto. Jiang Cheng entendió; pero, antes de que subiera por completo LuoXia habló.

—Si subes no podrás regresar —sentenció.

Tsk. Chasqueó entre dientes Jiang Cheng y sin decoro se sentó en el asiento y azotó la puerta para finalmente ponerse cómodo mientras cruzaba los brazos.

LuoXia sonrió de lado, este niño le empezó a caer bien.

—Tengo algunas preguntas —dijo LuoXia mientras encendía el automóvil.
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LiLing paseaba pacientemente entre los escombros de la casa de Mao. Ella no había hecho ningún movimiento cuando descubrió que LuoXia ya no estaba ya que cuando fue a buscarlo solo lo encontró en coma mientras que Jiang Cheng también parecía estar más concentrado en su trabajo. Desde el punto de vista de LiLing no había nada raro. Además faltaba tan poco para que el elixir estuviese completo. En realidad ella aún permanecía junto a XiChen en días anteriores tratando de llamar su atención; sin embargo, XiChen solo cerró sus ojos mientras le preguntaba solo por el bienestar del cuerpo de Mao. Todos los días era la misma pregunta hasta que se hartó de ello y decidió recorrer este espacio destruido. El cuerpo de Mao parecía el cuerpo de un querrero natural que no se rendía tan fácilmente por ello cuando ella miró el pecho de este una costra se formó con obstinación. LiLing odiaba a esta persona por ser así de persistente, con rabia estaba a punto de escarbar su pecho para reabrir la herida, después de todo este solo era un caparazón que utilizó temporalmente realmente no importaba si al final moría. Pero, se detuvo a un centímetro de la costra. Recordó que mientras lo perseguía esta persona la vio con preocupación, parecía haber visto algo en su cuerpo y pensaba decírselo pero ella no le dio tiempo. Retiró lentamente la mano asesina si siguió recorriendo los escombros.

En las sombras una pequeña Kari de cuatro patas se escondió hábilmente y cuando vio a LiLing alejarse lo suficiente salió de su escondite y fue con XiChen. Antes de entrar al salón se transformó y lentamente se acercó a XiChen que permaneció con los ojos cerrados. Dirigió su mirada a la taza frente a él y vio que esta ya casi había alcanzado la medida requerida. Sin perder más tiempo llamó.

—Shizun.

El llamado familiar hizo que Lan XiChen abriera sus ojos con incredulidad.

—¿Shizun está feliz de verme? —Dijo Kari con una sonrisa.

—Pero, ¿Cómo... ? —XiChen no hallaba las palabras correctas.

—Condición especial. Nadie puede obligarte, tienes el derecho de decir no.

Entonces Lan XiChen recordó las palabras de Kari en la última vida.

—Pequeña traviesa —dijo con una sonrisa—, ¿cuánto tiempo tienes esta vez?

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