Antes del viaje había pasado por una tienda y en el escaparate de esta vio un empaque con estos caramelos en particular. Quedó fascinado por el parecido que tenían con las estrellas que aparecían en sus sueños. Era así, aunque su alma ya no estaba dividida entre sueños y realidad aún soñaba con ese espacio, y en ese espacio las estrellas de caramelo siguieron apareciendo, cada noche.
Y hoy como siempre XiChen hubiera esperado dormir y conseguir aquel pequeño consuelo.
Sin embargo en este momento XiChen no podía dormir. Y no era por la brisa fría, tampoco por el crugir de los árboles y los pastizales, ni por los ríos fluyendo, ni el aullido lejano de las salvajes criaturas de la noche.
Era Jiang Cheng con la nariz más crecida y los brazos cruzados en una pose de completa relajación y presunción mientras usaba de almohada el regazo de XiChen.
Ya era muy entrada la noche y todos ya se habían ido a sus habitaciones para dormir y este par no era distinto; sin embargo, apenas se cerró la puerta Jiang Cheng arrastró a XiChen a la cama y usó sus piernas como una cómoda almohada y sin querer moverse se frotó en ellas durante mucho tiempo.
Para entonces XiChen ya había aceptado la realidad y sacó la bolsa de caramelos que traía y puso uno en su boca.
—¿Son tan dulces? —dijo Jiang Cheng cuando vio a XiChen saborear el caramelo.
—Lo son —dijo XiChen mientras mostraba un poco del caramelo en su lengua —. Saben muy bien.
Entonces Jiang Cheng se preguntó seriamente por la dulzura de este.
—Quiero un poco —dijo y por fin se levantó del regazo de XiChen.
Xichen estaba un poco extrañado por la petición; pero, sin dar vueltas al asunto exclamó animado—: ¡Claro! —Y comenzó a urgar en el empaque de caramelos.
—No quiero los de ahí —dijo resuelto Jiang Cheng.
XiChen levantó una ceja y enfrentó a Jiang Cheng.
—¿Entonces de dón...? ¡Ugh!
XiChen fue interrumpido abruptamente por Jiang Cheng que hurgaba en su boca con la lengua. Parecía darle un beso profundo pero cuando esa lengua obtuvo lo que buscaba se retiró de inmediato.
Jiang Cheng le había robado el caramelo de la boca y sin pudor alguno lo saboreó.
XiChen tragó una bocanada de saliva nervioso y sorprendido tratando de procesar lo que había pasado. Y con los ojos abiertos de par en par examinó a Jiang Cheng con una mirada inquisitiva.
—Tenías razón, es delicioso. —Jiang Cheng lamió sus labios de forma provocativa mientras miraba atentamente a XiChen.
XiChen por su parte no sabía si Jiang Cheng se estaba refiriendo al caramelo que le habia robado o... a él. Y eso se debía a que Jiang Cheng era demasiado descarado mientras lo observaba. Sus intenciones eran demasiado obvias y XiChen se volteó inquieto, era como si estuviese siendo devorado con la vista. Claramente podía sentir la mirada ardiente de Jiang Cheng quemándole.
Jiang Cheng se acercó por detrás y rodeó su cintura con amor. Su nariz tocó ligeramente el cuello de XiChen y besó la nuca de este con fervor. XiChen tiritó con un rubor extendiéndose por todo su cuerpo. Cada toque de Jiang Cheng era una poción mortal para su corazón. Después de permanecer un rato así Jiang Cheng levantó una mano y acercó el rostro de XiChen al suyo. Él estaba dispuesto a recuperar todo lo que había perdido durante el día. Ese beso que Wei WuXian había truncado, las recompensas del día y los intereses, iba a cobrar todas las deudas. Y todas ellas iban a estar condimentadas con el sabor a limón que desprendían estos caramelos.
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Rainy Star 💜💙✨
Romansa«Jiang Cheng recuerda todo..., en su anterior vida nunca se dio cuenta de que la sonrisa de esta persona era la más brillante del mundo»