—Quiero hablar contigo a solas.
—Suerte con eso —digo frunciendo el ceño.
Lucas no se ha apartado de mi lado desde que Eric ha aparecido en la puerta de mi casa hace una media hora. Enzo, que no tiene ni idea de lo que pasó, quería salir a saludar, pero por suerte Leah ha llegado justo a tiempo para convencerle de que se quedase en casa.
—¿Ahora es tu novio?
—Mi vida privada dejó de interesarte en el momento en que me bloqueaste, así que no pienso contestar a ninguna de tus estúpidas preguntas.
Veo la rabia en la cara de Eric, y casi puedo adivinar el motivo de su visita: su nueva relación, por la que me apartó de su vida, debe haber sido un auténtico fracaso.
—Hannah, tenemos cosas de las que hablar.
—No tenemos nada de qué hablar, me lo dejaste todo muy clarito.
—Deja que me explique —casi suplica—. Esa chica no es nadie importante, desde un principio no ha significado nada, pero tu y yo estábamos lejos y pensé que quizá podría olvidarme de ti.
Frunzo el ceño y él retrocede levemente.
—Y en vez de hablar las cosas como dos adultos y acabar bien la relación, decidiste engañarme con otra y cortar toda comunicación conmigo. Eres un crío —Eric no contesta y yo frunzo aún más el ceño—. Gracias por la explicación, puedes irte por donde has venido, y no quiero volver a verte en la vida.
Me doy la vuelta para volver a casa y entonces reacciona. Eric me agarra de la muñeca, pero me suelto casi al mismo tiempo.
—Oye, técnicamente tú y yo nunca hemos roto, no puedes salir con él —dice refiriéndose a Lucas.
Abro los ojos como platos. No sé si echarme a reír o darle un rodillazo en sus partes nobles. ¿Lo está diciendo en serio? De reojo veo que Lucas está igual de confundido que yo. No se puede ser tan idiota...
—Vete a casa —consigo decir con voz calmada.
—Hannah, lo digo en serio.
Y ahí no puedo más y exploto.
—¿Pero tú de qué vas? ¿Te crees con derecho a engañarme y aún así considerar que seguimos juntos? ¿Por qué? ¿Sólo porque no tuviste los cojones de decirme a la cara que no querías que siguieramos juntos? En el momento en que me bloqueaste y te fuiste con otra para mí se acabó todo, pero si lo necesitas te lo digo: hace mucho que tú y yo rompimos. Ahora deja de hacer el ridículo y vete a casa.
Eric va a responder, pero Lucas se interpone.
—Oye, ahora que conozco mejor a Hannah puedo entender que es difícil perder a alguien como ella, darte cuenta demasiado tarde de que la has cagado hasta el fondo y que nadie va a poder sustituirla, pero por el mismo motivo no puedo entender lo que hiciste —Lucas habla de una forma tan madura que Eric ni intenta contestar—. Esto es lo que tú mismo has provocado, hazte responsable de tus acciones y no molestes más.
En ese momento Leah sale de casa con cara de pocos amigos.
—¿Todavía está aquí la cucaracha?
Creo que nunca la había escuchado hablar con tanta rabia.
—Ya se va —contesto mientras le invito con la mirada a hacerlo.
Eric lo entiende y finalmente se rinde, al menos por ahora. Se mete la mano en el bolsillo del pantalón y saca las llaves del coche. Me dedica una última mirada de súplica, pero se encuentra con una gélida como respuesta, así que sube al coche derrotado.
No entramos en casa hasta que vemos que gira la calle.
—¡Qué tío más pesado! —Leah coge un trozo de pizza que ha sobrado y se lo lleva a la boca—. Me ha puesto de muy mala leche.
—Ya veo...
Siempre que Leah se enfada arrasa con toda la comida que se encuentra por el camino.
Nos tiramos al sofá y seguimos viendo la película. Enzo no se atreve a abrir la boca, nunca lo hace cuando ve a Leah así de enfadada. Lucas me pasa el brazo por la espalda y me atrae hacia él, yo sonrío, y me besa la frente con ternura.
Para cuando acaba la película se nos ha olvidado el incidente con Eric, y Leah está de tan buen humor que nos cuenta su cita con pelos y señales. Por suerte para entonces Enzo ya está durmiendo en el piso de arriba.
Poco después, sobre las once y media, Lucas se va a casa, y Leah me cuenta aún más cosas sobre su cita.
—Sabes que hay cosas que prefiero no saber, ¿no?
Leah se echa a reír, pero yo lo digo en serio, y me preocupa que no se lo haya tomado así, no podría soportar escuchar todo eso con cada chico con el que queda.
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Un lugar donde volver a ser yo
Teen FictionHannah tiene 17 años y acaba de superar una leucemia. Cansada de ser "la chica del cáncer" en su instituto, ve la oportunidad de empezar de zero cuando a su padrastro le ofrecen un nuevo empleo en otra ciudad. Toda la familia toma la decisión de mud...