Aquel viernes tan marcado en mi calendario ha llegado. Dos acontecimientos totalmente dispares me esperan durante el transcurso del día, y por suerte o por desgracia, debo empezar por el peor: debo despedirme de Eric.
El día anterior Eric me había dicho que por la mañana iba a estar liado acabando de empaquetar todas las cosas, así que decido pasar después de comer. La opción de pasar a última hora de la tarde no entra en mis planes, no quiero arruinar mi maquillaje si mis hormonas deciden echarse a llorar.
Por suerte hoy mi madre y el padre de Leah trabajan todo el día, y aunque las clases acabaron ayer el curso de Enzo hace hoy una fiesta de despedida, así que estamos Leah y yo solas.
—Yo iré a por Enzo después, así que ves a ver a Eric a la hora que quieras —dice Leah mientras se asoma por la puerta de mi habitación.
Le dedico una ligera sonrisa y ella me guiña el ojo derecho.
—Iré después de comer.
—Genial, pensaba que tendría que comer sola —suspira mientras hace ver que lo dice en serio.
Pongo los ojos en blanco y ella se ríe.
—¿Crees que hago bien?
—¿Con qué?
—Yendo a la cena con Lucas.
—¿Ahora dudas?
—Sé que es lo correcto, pero me sabe mal por Eric. Cuando se enfadó me sentí culpable por no darle mayor importancia. Aunque yo no tengo la culpa de que él se vaya, ni de que coincida con la cena de Lucas. Y si no voy me sentiré culpable por haberle fallado a Lucas, él me necesita.
Mi hermana resopla antes de decir con voz seria:
—Esto es muy simple, ¿tu quieres ir a la cena?
No tengo que pensar mucho la respuesta.
—Sí.
—Pues ves y deja de pensar en los demás, de lo contrario empezarás a tener sentimientos encontrados porque no estás haciendo lo que realmente quieres.
Lo que dice tiene sentido y me tranquiliza.
Para comer, aprovechando que estamos solas, preparamos unas hamburguesas con patatas fritas. Si mi madre me viera comer esto... Sonrío solo de pensar en la bronca que me caería.
Sobre las cuatro de la tarde me pongo unos tejanos y un jersei de lana blanco, me maquillo un poco y me dejo el pelo suelto para ir a ver a Eric. Hasta ahora no me había planteado la posibilidad de que estuviera su madre, pero supongo que es una posibilidad... Con esa duda pico al timbre y me pongo un poco nerviosa al oír pasos acercarse.
—No te esperaba tan pronto —dice Eric con una media sonrisa—, pasa.
—Si quieres vengo después.
—No, no, pasa, tranquila. De hecho es mejor así, mi madre ha salido a acabar de gestionar el tema de los transportistas, así que estaremos solos por un par de horas.
—¿A qué hora os vais?
—Sobre las siete de la tarde.
Suspiro aliviada, la cena empieza a las ocho de la noche, así que si soy rápida podré despedirme de él antes de ir a prepararme. Como me he duchado esta mañana lo único que tendré que hacer es acabar de maquillarme y vestirme, no debería llevarme más de media hora.
La mayor parte de la tarde la pasamos tirados en el sofá viendo la tele abrazados. Prácticamente no hablamos de nada ninguno de los dos, y si lo hacemos es para comentar la película. Creo que no queremos ser conscientes de que nos vamos a separar, pero lo vamos a hacer, así que decido ser yo la que rompa el hielo:
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Un lugar donde volver a ser yo
Teen FictionHannah tiene 17 años y acaba de superar una leucemia. Cansada de ser "la chica del cáncer" en su instituto, ve la oportunidad de empezar de zero cuando a su padrastro le ofrecen un nuevo empleo en otra ciudad. Toda la familia toma la decisión de mud...