El bosque se deslizaba por los vidrios dejando entrar el aire por la ventana donde lograba distinguir animales silvestres, agradecía tomar un poco de aire tras la semana de encierro, la última vez que salió conoció a su hermana. Ahora, ahora agradecía no ser un prisionero más, llevaba viajando dos días, el viaje era largo, pero no tanto, AMINEL tenía el protocolo de desviarse con la absurda idea de desorientar a los lobos.
A lo largo de su vida había visto gran variedad de especies: ciclopes, vampiros, lobos, brujas, algunos cadáveres, pero jamás volvió a ver una ninfa, la única que vio lo había secuestrado y condenado. En el asiento de copiloto de la patrulla tenia más de lo que podía pedir, su obediencia le había dado beneficios con los científicos y oficiales de AMINEL, no era solo un lobo, era un lobo categoría cinco dentro de la central.
Lo único que odiaba era tener que dar detalles de las manadas, delatar a los suyos era algo que no haría jamás, ellos no forzaban, al menos no a él, no sabía que se encontraría al llegar, pero según su acompañante no era algo bonito de ver. La patrulla se detiene en un pintoresco barrio de casas hechas de piedras o maderas que se perdían en el entorno de bosque que tenían delante, baja observando una casa que llama su atención al ser autosustentable, las únicas casas que conocía con tanta conciencia ambiental eran habitadas por lobos.
Era lógico que cerca de una manada habiten familias domesticas alertando los movimientos humanos o asilo en caso de requerir salir de su escondite. Todo lo que conocía era a causa de interrogar lobos, odiaba no saber nada acerca de los suyos, aquella ninfa había hecho estragos en su sistema los recuerdos de sus padres apenas existían, lo único que recordaba era a sus hermanos, ver a Malinois le hizo inspeccionar el parque reconociendo lo mucho que había crecido Braco.
—Niño vamos —se vuelve hacia la patrulla viéndolo sacar una cámara y un bolso que cuelga sobre su hombro—, vamos a ver a que le temen.
Cierra el maletero y se adentran al interior del bosque, aquel bosque tenía un aire que se le hacía familiar, había pasado casi una década encerrado que con suerte podía recordar algo de su antigua vida en el clan. Comienza a ver los troncos de los árboles reconociendo mensajes que tallaban con garras, a los forasteros les servía como guía al campamento, algunos daban detalles de la cantidad de lobos que había, detalles de la manada, pero ese en especial era un mensaje difícil de leer, pasa sus dedos por la escritura detallando la antigüedad de la escritura.
"El sol se esconde tras la luna, la luna pierde poder y cambiamos con la oscuridad descubierta. Damos vida para elegir ser animales o humanos, seremos quien dictamine nuestro destino."
—¿Qué tienes? —pregunta su superior al ver el tronco—. Puedes leerlo.
—Me perdí esa clase —miente apartándose del tronco, no comprendía a que se refería el grabado—, conozco algunos símbolos estos en cambio.
Apoya su mano en el hombro del lobo apartándolo para tomar foto a la escritura, él no era el único lobo que tenía privilegios con AMINEL, había lobos más colaboradores que él, lobos cuyo propósito en la vida era morir ante la perdida de sus familias. Él en cambio solo tenía AMINEL, por culpa de ellos casi muere y por culpa de ellos estaba vivo, no les debía nada aun así era lo único que tenía.
—El roble es antiguo —dice el lobo teniendo la atención—, lleva tallado más de cien años, sin dudas aquí habito una manada.
Al igual que aquel agente de AMINEL quería descubrir que tanto había pasado, el aire se sentía pesado y el aroma a sangre le descomponía las entrañas, no entendía que buscaban, las marcas en los árboles lo guiaban a lo que sería la aldea. Era como un perro tras su amo obedeciendo y siguiendo sus pasos para no perderse, no era como esos entrenados que buscaba algún rastro, no le daría la dicha de decirle algo acerca de los lobos que habitaban el bosque, no tenía todos los instintos de lobo, pero su oído, vista y olfato eran más sensibles.
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Luna Nueva [Eclipse]
WerewolfSu existencia ya no resultaba ser un secreto vivían entre nosotros, tomaban nuestras costumbres y adoptaban nuestra apariencia. Eran criados para sobrevivir en un mundo donde su existencia era temida, las personas ocupaban cada vez más terreno nat...