Podía ver como el mundo se desvanecía bajo sus pies, llevaba años haciéndolo delante de sus ojos sin percatarse de ello, todo lo que podía hacer era esperar que acabara, que sea un sueño y que su vida no haya sido una mentira. Delante de ella se encontraba el hombre a quien se había atrevido a llamar padre, delante de ella no había nada más que un ser que busco enterrarla, no había respeto, todo era un profundo y oscuro vacío.
—¿Qué esto? —pregunto con lágrimas en los ojos sacudiendo un papel delante de ella—. Dime que es mentira que eres mi padre y todo esto...
—Es cierto —la corto viendo como lo poco que quedaba de su alma se quebraba.
La loba cae de rodillas sin apartar los ojos de la carta que su madre le había escrito, una por cada año de su vida hasta cumplir los veinte años, en ellas se encontraría toda su historia, sus padres, Golden sabía que de habérselas enseñado la habría perdido ¿Quién era? Había ignorado demasiado a su hijo y si la perdía a ella también lo perdía a él, no podía perder dos hijos por ella, pero la amaba, así como amo a su madre. La luna llena le hacía sentir todo con mayor intensidad su lado animal le reclamaba liberarla, pero estaba destrozada volviéndose un peligro para sí misma.
Sus manos temblaban aferrándose al papel empapado de sus lágrimas dolor, odio y miedo; no había luz solo oscuridad delante de ella no veía nada, recuerdos borrados, imágenes vacías, momentos perdidos, lo creía normal, pero no lo era su madre se aseguró de escribirlo. Ahora lo sabía las lunas llenas que paso en su vida se encontraban en blanco, no recordaba nada y temía jamás hacerlo, Bearded, solo recordaba a quien llamo hermano, cada luna era igual ella sola encerrada en la casa como en ese momento.
—¿Quién soy Golden? —sollozo levantando la cabeza mientras su cabello poco a poco perdía su pigmentación.
—Terranova no conocí a tu padre —dijo agachándose a su altura—, tu madre me pidió cuidarte porque tenía un clan a donde pertenecer, lo hizo porque te amaba, eras lo más importante para Silki.
Terranova solloza viendo la carta en su mano mojada por sus lágrimas, la muerte le esperaba si no la dejaba en un lugar seguro, confiaba en Golden, eso decía la carta de sus cinco años ¿Quién era? Nacida y concebida en un eclipse, hija de dos lobos a los cuales desconocía, no era nadie y a la vez lo era todo.
—Soy un monstruo —susurro viendo la caja donde yacía una foto de su madre con un lobo cuyos lentes tapaban su rostro, se veían felices, enamorados y ella los había separado—, mate a mi madre y los separe.
—No lo digas, no tienes la culpa —el pecho de Golden se oprimía recordando la última vez que vio a su madre—, ella nunca le dijo.
Terranova lo miro y su piel estaba perdiendo lentamente el color mientras sus ojos se volvían de un amarillo verdoso, acaricio su espalda sin comprender que le sucedía, jamás había visto algo semejante. No sabía qué hacer ni como reaccionaria, odiaba ser el causante de su dolor, odiaba mentirle y había jurado que se encargaría toda la vida de ella, había pensado liberarla, ahora le dolía la idea dejarla ir.
Que diría Silki de saber lo que le había hecho a su única hija, la última huella que había dejado en el mundo. Paso del odio al amor con aquella loba, la tenía en un pedestal, la interpuso ante sus hijos perdiendo a todos por quedarse con ella.
—Porque es parte del consejo, un lugar creado para eliminar errores como yo.
Quería decirle que se retractara que no era un error, que no era un monstruo, pero todo lo que pudo hacer fue cerrar sus ojos por el dolor, un dolor que no había sentido desde que era un cachorro y cambiaba por la luna. Ve a Terranova y su piel estaba completamente blanca al igual que su pelo, sus garras sobresalían resaltando su piel con sangre, la mira ponerse de pie.
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Luna Nueva [Eclipse]
WerewolfSu existencia ya no resultaba ser un secreto vivían entre nosotros, tomaban nuestras costumbres y adoptaban nuestra apariencia. Eran criados para sobrevivir en un mundo donde su existencia era temida, las personas ocupaban cada vez más terreno nat...