Capitulo 26

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Durante largos y tediosos días la oscuridad había sido su única compañía, su único propósito era salir vivo de aquel lugar. Sus ojos estaban vendados y todo lo que percibía era gracias a sus sentidos, humanos iban y venían de un lado a otro ignorándolo, sus muñecas ardían ante la presión de sus cadenas y sus dedos dolían por sus intentos de salir.

Los gritos le aterraban no sabía que ocurría, sus oídos no lo engañaban había sido capturado por AMINEL, pero aquellos cachorros llamando a sus padres o lobos adultos enfrentando a sus captores, le aterraba. Su estómago reclamaba algo de comida que no había probado en días, sus extremidades estaban entumecidas y su cuerpo temblaba por el frio del lugar. El ruido +había cesado y su esperanza de vivir parecían escasas, respiro todo el aire que se vio capaz de tomar y grito con todas sus fuerzas.

—Auxilio —grito escuchando su voz retumbar, volvió a tomar aire ignorando el dolor de sus oídos—, necesito ayuda.

Sentía como su pulso se debilitaba, necesitaba calor ya sea en otra celda o cualquier lugar, necesitaba salir vivo de aquel cautiverio. Comenzó a aullar intentando llamar su lado animal apenas consiente, quería vivir, necesitaba vivir por sus hermanos, por su hermana. Las voces comienzan a hacerse notar y el ruido de las armas que su padre le había enseñado a identificar, lo encontraron.

Observa sus muñecas mientras toma una ducha en el vestuario que compartía con los lobos, el recuerdo de su llegada al cuartel de AMINEL era admirable para muchos y un acto de cobardía para otros. Sus muñecas habían sido amarradas con tanta fuerza que había tenido suerte no perderlas, había pasado cinco días cautivo en una patrulla que de no ser por sus gritos hubiera muerto. El oficial de AMINEL había sido asesinado por la criatura que lo había acompañado cuya ubicación seguía siendo un misterio.

—R4180L termina, llego un cargamento —gruñe un guardia golpeando la puerta.

—¿Tomaste una decisión? —pregunta Tecker el único lobo con quien formaba una amistad entre aquellos muros.

—No —suspira tomando una toalla y ponerla alrededor de su cuello—, no puedo decir dónde están los clanes y delatar a los lobos. Es demasiado ver a los cachorros perder a sus madres como para arrasar con una manada.

Comienza a caminar con Tecker a donde descansaba su uniforme sobre una de las bancas, comienza a secarse y colocarse las muñequeras que cubrían sus cicatrices y disminuían el esfuerzo que hacía. Dentro de la base los lobos vestían igual pantalón negro, remera manga corta negra con su código y rango junto a botas negras; todos los cachorros eran entrenados para servir a AMINEL en trabajo de campo, soldados o lo que requerían. Cuanta más obediencia ofrecían mayores eran las recompensas que tenían y al mínimo acto de rebeldía eran castigados como perros.

Termina de vestirse y camina masajeando sus muñecas mientras los guardias lo acompañan todo el trayecto hasta el estacionamiento, estaba cansado de recibir órdenes, que le digan que hacer, como y cuando. No tenía recuerdos de su antigua vida, lo único que agradecía era recordar las lecciones de su padre, de no haber sido por aquellas clases de licantropía no hubiera sabido como podía llegar a reaccionar.

—¿Qué significa esto? —pregunta confundido al ver a su superior en un auto distinto a los camiones que ayudaba a descargar.

—Sube, tenemos trabajo —espeta tirándole una campera roja.

Confundido mira a los guardias que retroceden, se coloca la campera cubriendo la remera y sube al auto donde un olor inunda sus fosas nasales. Se gira y observa una bolsa de comida sobre el asiento, la toma y abre anonadado ante la vista de un filete de carne algo frio. Ninguno de los dos conocía su nombre, pero habían llegado a tener cierto grado de confianza, después de sufrir malos tratos por su superior anterior este se había ganado su confianza.

Luna Nueva [Eclipse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora