Me desperté muy temprano y con mucho cuidado de no despertar a Alex, algo que realmente no era difícil ya que tenía el sueño muy pesado. Lo observé dormir, era ese chico que se abría ante mi, que jamás le ha importado que lo juzgue porque sabe que no lo haré, que me ha confesado todo, que ha estado conmigo y no me ha abandonado, ¿como no podría amarlo tanto? Se veía tan indefenso, ni siquiera parecia ser capaz de destruirme.
Le prepare un desayuno rápido, hot cakes, huevo con beicon, avena y otras cosas que encontré en la alacena, prepare un jugo natural de naranja, me disponía a subir a la habitación cuando me encontré con la señora llamada Julie.
—Buenos días —la saludé amablemente.
—Umm... buenos días. No debió molestarse, señorita —me dijo con voz amable, aunque detecte cierto tintineó, no entiendo porque.
—Llámame Hayley. Y no es ninguna molestia, me tomé la pequeña libertad de hacerlo yo misma, espero no te moleste.
—Claro que no, pero el señor...
—Deja de llamarlo así —la interrumpí un poco más abruptamente de lo que quería, le indiqué que se sentara un momento conmigo, un poco dudando acepto— estoy segura de que a Alex no le importa mucho mas que a mí que lo llames así, él te pide lo contrario.
—Es un gran chico —dijo bajando la cabeza y con cierto dolor en su voz— he tenido que ver por todo lo que ha pasado y nunca, en ningún momento a dejado de ser amable, siempre se preocupa por nosotros, y jamás lo vi tan enamorado y preocupado por una chica, como lo esta de ti.
Yo me puse colorada o al menos estoy segura, baje la mirada y sonreí. ¿Tan obvios éramos?
—Y estoy segura, Hayley, de que no tienes nada de que temer, ambos son igual de indefensos. —me observaba con grandes ojos cafés, sentía que era sincera, en demasía y lo que decía era sincero.
—Haré lo que pueda —le dije sonriente— ahora debo subir a dejárselo antes de que despierte. —me detuve en la puerta y me giré hacia ella— ¿En realidad crees que pueda hacerlo feliz? Es decir, somos dos personas infinitamente rotas... y egoístamente quiero hacerlo feliz, yo.
—Cariño... —me dijo con voz melodiosa, me observo con el ceño fruncido, como preguntándose, ¿que puede ir mal con esta chica? — lo haces feliz con tu mera presencia, y quiero decir, se hacen el uno al otro. Aprovecha todo lo que tengas a tu favor.
Yo asentí y le sonreí, estaba saliendo y me gire rápido nuevamente.
—Un gusto conocerte, Julie.
Me despedí y subí con mucho cuidado los escalones, Drac me esperaba en el sillón de la sala, movía el rabo y esperaba que lo acariciara.
—Ahora vuelvo contigo, precioso Drac.
Cuando entre a la habitación me encontré con Alex, exactamente en la misma posición que cuando salí, sonreí inevitablemente. Puse el desayuno en la mesita, tomé un papel y una pluma y le escribí.
¿Por que ver por separadas está vida de la pasada, si una proviene de la anterior?
Nos vemos saliendo de clase, te llevaré a un lugar. Sí, te quiero, inmortal.Lo puse encima del desayuno de Alex, y a propósito pinte un poco mis labios de color rojo, tomé la nota y la besé, en ella quedó marcado mi pintalabios, era algo que hacía mamá cuando debía salir, los extrañaba tanto.
Tomé el pomo de la puerta y Alex se removió inquieto, pensé que se despertaría, pero no fue así, solté un suspiro y me quede mirándolo unos segundos, sin evitarlo volví a acercarme a él, lo besé en la frente y quedó mi pintalabios en su frente, me alejé y salí de la habitación, afortunadamente apenas estaba amaneciendo, tenía tiempo de darme una ducha y hablar con las chicas.
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Mi inmortal
RomanceHayley y Alex han sufrido demasiado en su corta vida, sin embargo encontrarse en vidas pasadas no ha sido suficiente ni lo será. Por eso harán promesas y jurarán un «para siempre», pero así se darán cuenta que no es para todos y lo harán de la peor...