Capítulo 28

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Cuando el sol comenzó a pegarme en el rostro desperté, me sentí tan en paz cuando vi a Alex acostado a mi lado, no quería separarme de él a ninguna hora, era mi felicidad. Me acomode en su pecho y él comenzó a abrir los ojos.

—¿Como dormiste? —pregunto con voz aun ronca. Sonreí.

—Muy bien, gracias a ti. Almohada humana —soltó una risita y comenzó a incorporarse.

—Será mejor que regresemos al hotel —me dijo, ayudándome a levantarme.

—Claro, por la tarde agende una cita con un tatuador —Alex puso los ojos en blanco, yo reí— no estaba bromeando cuando lo dije...

—Ahora lo sé... —me dijo mientras encendía la hippie.— pero también iré yo, deseo hacerme unos cuantos.

—Ufff, gracias por la reprimenda — solté y me recosté en el asiento de al lado.

—Lo harías igualmente, así que prefiero ir yo contigo —dijo mirándome con sus verdes ojos hipnóticos.

Más tarde llegamos a nuestra habitación. Pedimos el servicio al cuarto y comenzamos a comer, ver a Alex tan feliz mientras estábamos en las butacas de la alberca me sentaba demasiado bien, no paraba de hacerme bromas, de reír junto a mí, no paraba de besarme, lucía radiante.

—Puedo hacer esto toda la eternidad y jamás me arrepentiré. —me dijo besando mi hombro desnudo.

—Pasamos la eternidad juntos...

Seguimos hablando hasta que llegaron los chicos a nuestra habitación.

—Ufff, ahora entiendo porque no salen de la habitación, la mirada desde aquí es más impactante aún —dijo Kailani tomando mi vaso de agua.

—Sí... —asintió Cedric a su lado— pero debemos salir, el lugar es increíblemente bello.

Así fue, salimos de la habitación y bajamos los seis en el elevador, parloteábamos sobre todo lo que haríamos hasta tal punto de que cualquier persona que nos encontrábamos se nos quedaba mirando. Alex tomaba mi mano y llevaba puesta otra camisa estilo hawaiana que le sentaba muy bien, yo llevaba un vestido holgado de color negro con aberturas en el abdomen.

—No soportó que todos te miren... —me dijo al oído— pero se siente bien ser yo quien esté a tu lado...

Yo sonreí y negué con la cabeza.

Llegamos a la orilla del mar, ¡oh, enorme mar! Sucumbía ante él, era tan hipnótico, maravilloso y etéreo. Apreté mas fuerte la mano de Alex y este me sonrió, parecía increíble pero no recordaba el mar, jamás en 19 años había venido al mar, sentir la arena en mis pies, la suave brisa pegando en mi rostro, mis amigos brincando de un lado a otro, Alex tomando mi mano y mis padres tan cerquita de mí... me sentí plena, contenta y completa como no lo hacía en hace mucho tiempo.

Voltee hacia Alex y este me miraba sonriendo, me hacía sentir en casa.

De pronto sentí un impulso en mi espalda y estaba patas arriba. George me tomo en sus hombros y corriendo me llevaba hacia el mar, en el último minuto me dio pánico.

—¡GEORGE! ¡NO! ¡SUÉLTAME! —pero me ignoro, todos reían y Alex con las manos en sus pantalones cortos me sonreía y negaba con la cabeza.

—¡SOLO DISFRUTA EL IMPACTO! —me grito soltando una carcajada. Ver su sonrisa me relajo un poco más, se que jamás dejaría que me pasara nada malo, así que cerré los ojos con fuerza y relajé mis músculos. George me dejo caer y pegue con algo de fuerza, sin embargo el agua empapándome fue increíble, los brazos de George aun envolviéndome.

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